Si bien es adorada y conocida por muchos, el higo es una planta que le escapa a lo tradicional, ya que esconde su flor para sí sin exhibirla ante el mundo. Existen más de 800 variedades de la especie, que se pueden dividir según su tamaño, color y forma en diferentes familias.
En Argentina, la más popular es el higo común, fácil de cultivar en huertas hogareñas. La planta se puede escoger en uno amplio abanico de colores: crema, rosa, verde, ámbar, marrón, rojo, púrpura o negro. Cuando el fruto está colgado, curvando su tallo hacia abajo con una gotita de miel en su ostiolo y grietas en la piel, quiere decir que está maduro y listo para cosechar.
La higuera produce un preestreno a partir de las brevas que se empiezan a formar a principios de verano. Se trata de higos más chicos o más grandes, de menor o mayor dulzor, que poseen una calidad superior o inferior a los comunes que comienzan a asomar meses más tarde. Si se podan los árboles, es imposible engendrarlos. Su surgimiento es sinónimo de que en breve habrá frutos por recolectar.
El alimento es delicado, suave y extremadamente dulce. Queda muy bien con jamón crudo y distintas variedades de queso (gorgonzola, mozzarella, brie o azul). También adquiere un gusto por demás encantador con tiras de morrón asado y plumas de hinojo. Se aconseja mezclarlo con un poco de aceite de oliva y aceto balsámico para lograr una ensalada perfecta.
En verano, una receta que gana protagonismo es la ensalada de higos, papas, chauchas verdes, rabanitos, nueces y jamón. También es muy popular aquella que lleva rúcula y semillas de trigo cocidas.
El fruto es capaz de elevar el gusto de un sinfín de platos ya que se adapta a diversas preparaciones frías o calientes. Le añade sabor tanto a vegetales como carnes. Además, debido a su dulzura puede ser utilizado para confeccionar una enorme variedad de postres. Los más ricos lo emplean al natural, apenas cocido, asado; o con miel, ricota, mascarpone o yogurt natural, entre otros ingredientes.
Asimismo, realza salsas de vino tinto con un poco de azúcar, cáscara de limón o naranja, albahaca o romero y canela o jengibre. Como si fuera poco, le da un gustito extra a licores caseros de moras o duraznos.
Para hacer pasas de higos, es necesario guardar los frutos en latas y cocinarlos enteros en un caramelo que más adelante se secará al sol sobre rejas. Luego se rellenarán con pecan o cáscara de naranja azucarada para después bañar en chocolate u otra preparación. Se trata de una comida ideal para comer en invierno. La mermelada también es riquísima.
- 150 g de harina común
- 75 g de harina integral
- 140 g de manteca
- 700 g de higos
- 300 g de miel
- 1/2 cucharadita de polvo para hornear
- 2 cucharaditas de azúcar
- 2 cucharaditas de leche
- 1 cucharadita de coñac
- 1 yema de huevo
- 1 pizca de sal
- 4 limones
- Huevo batido c/n
- Canela c/n
- Cáscara de limón c/n
1) Juntar las harinas, el polvo para hornear, el azúcar y la sal. Mezclar los ingredientes secos con la manteca fría -cortada en cubos chicos-, hasta que la masa adquiera un aspecto granuloso. Agregar la yema de huevo y la leche. Aplastar la preparación y colocarla en la heladera.
2) Estirar la masa en dos tiras de 15 x 20 centímetros para armar los rollos. Con un cuarto de taza de mermelada para cada una, formar una línea larga en el medio.
3) Pintar uno de los bordes largos de la masa con un poco de agua. Doblar y sellar y repetir la acción para formar el siguiente rollo.
4) Luego de pintar ambos rollos con huevo batido, rociarlos con una mezcla de azúcar y canela. Cortarlos en segmentos.
5) Disponer los segmentos en una fuente y hornear a 180 grados entre 20-25 minutos.
6) Para preparar la mermelada de higos, sacar los cabitos y la piel del fruto y cortar en pedacitos.
7) Colocar en una cacerola con la miel y unos trozos de cáscara de limón. Llevar a hervor, removiendo con un cucharón de madera hasta que la solución quede bien espesa.
8) Añadir una cucharadita de coñac y el jugo de cuatro limones.
9) Embotellar y dejar enfriar.