pesar de tener un apellido innegablemente cafetero, Manuel Cabrales buscó su sello y sus sabores propios. Hoy, es la cabeza de Make it Happen, una firma que abraza a varias marcas: Patagonia Berries, Fruta & Fruta y Sugar & Spice.
El heredero nació en Mar del Plata, pero se mudó a Buenos Aires de joven para estudiar ingeniería. Mientras tanto, trabajó en Nestlé, que paradójicamente es una de las competencias de Cabrales. Tiempo después, emigró a Milán (Italia), donde obtuvo la doble titulación de ingeniero. A su regreso, tenía la cabeza llena de sueños: fue justo en ese momento cuando supo que quería desarrollar algo propio en el mundo de los alimentos.
“Me llevó más o menos un año encontrar la oportunidad con Patagonia Berries. En mayo de 2012 arrancamos oficialmente. La compañía es joven y los primeros años se trató de sobrevivir, armar una empresa en sí misma y empezar a posicionar la marca como líder en la categoría de dulces premium”, recordó Manuel.
A pesar de que al comienzo tuvo sus tropiezos, el balance económico de su emprendimiento siempre fue bueno. Tanto es así que los $ 2,5 millones de facturación del primer año parecen pequeños contra los $60 millones con los que cerró el 2017, por ejemplo.
Pero el crecimiento de Patagonia Berries no quedó allí: hoy por hoy, se posiciona como una marca internacional y se vende en las góndolas de los supermercados de Estados Unidos, Colombia, Perú y Chile. “Siempre tuve claro que el objetivo de Patagonia Berries era ser una marca netamente internacional. Por eso, invertimos mucho tiempo y dinero para registrarla país por país en los principales mercados centrales”, sostuvo.
¿El secreto? Persistir y crecer. Así lo aseguró Manuel, quien no paró de crear nuevos productos, ricos, sanos y saludables. “Además de la mermelada y la miel, lanzamos una marca de frutas no finas –naranja, durazno, ciruela y damasco– que hacemos en Mendoza y se llama Fruta & Fruta. Luego, quisimos incursionar en panificados y adquirimos Sugar & Spice”, contó.
Esto le abrió varios caminos: por un lado, el trabajo en la planta, donde se elabora lo que, según él, es el mejor pan dulce de la Argentina; por el otro, tienen una línea de panificados premium de galletitas, budines, brownies y biscotti. “Abastecemos cuentas importantes como McDonalds, Farmacity y marcas propias de supermercados como Carrefour”, agregó.
No obstante, el joven empresario le atribuyó el éxito a las tres grandes ventajas que se plantearon en el camino. “Cuando empezamos vimos que la categoría estaba atomizada sin un líder claro; había mucha participación de importados con marcas francesas y dos o tres actores nacionales relevantes”, argumentó. El segundo factor fue que su propuesta era igual de buena o mejor que las existentes. Por último, Manuel remarcó que cuentan con un convenio con Cabrales que les permite utilizar la misma fuerza logística a la hora de distribuir. “Creo que lo más importante fue siempre que el producto es ganador. Ofrecer un dulce con fruta entera y sin aditivo fue determinante”, afirmó.
El concepto de “comer bien, hacer bien y estar bien” va más allá de un simple eslogan. “Comer bien tiene que ver con la bondad de las recetas. Es comida que le daría a mi hija por decirlo de alguna manera. Hacer bien se refiere a que todos nuestros productos tienen una veta social; por ejemplo, nosotros colaboramos con la fundación Conin y, por cada frasco que se vendió, le damos un desayuno a un niño. Con Sugar & Spice, por su parte, colaboramos con la Fundación Leer”, señaló Manuel.
“Estar bien tiene que ver con cómo trabajamos y nos relacionamos con clientes y proveedores. De todas formas, creo que la victoria más grande siempre está por venir; es como el coyote y el correcaminos”, concluyó.