Luego de un buen 2020, China va por la industria petroquímica. Tras batir récords de importación de petróleo crudo, la nueva potencia mundial protagoniza un crecimiento económico sin precedentes y se posiciona como exportador de derivados del petróleo.
El petróleo ingresó a China conforme a una rápida recuperación económica y a las compras de las refinerías tras la caída de los precios. Según los analistas de la economía asiática, el apetito por el petróleo fue parte de una ambición estratégica a largo plazo: el desarrollo de productos refinados.
Lo cierto es que, desde 2016, China se viene convirtiendo en un refinador de crudo mucho más grande y ahora su meta es lograr posicionarse como un exportador de productos mucho más considerable a través de la refinación y de los productos químicos.
Por otro lado, este cambio también está relacionado con el creciente papel de la empresa privada en la refinación, industria históricamente dominada por los gigantes estatales como PetroChina y Sinopec. Este año, producto del lanzamiento de complejos como Zhejiang Petrochemical, el gobierno chino ha aumentado la cuota de importación de crudo no estatal en un 20%.