Cada vez hay más propuestas de materiales de construcción ecológicos, como ladrillos hechos a base de colillas de cigarrillos o, en este caso, de plástico reciclado. Para que una vivienda sea 100% amigable con el medio ambiente es fundamental cambiar la matriz energética por renovables, pero partir de materiales reciclados es un muy buen comienzo.
Mientras, el plástico está copando el planeta. Se estima que, si no se revierte su producción ilimitada, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Nzambi Matee, una ingeniera de materiales de Kenia, África, se dio cuenta de esta problemática y quiso hacer algo positivo: creó la empresa Gjenge Makers, encargada de hacer ladrillos, adoquines, baldosas y tapas de alcantarilla con los residuos plásticos de Nairobi, para evitar que contaminen la ciudad.
Gjenge Makers produce alrededor de 1500 ladrillos al día. Los residuos plásticos, que son la materia prima, provienen de las fábricas de Kenia. Desde su inauguración, lleva reciclado 20 toneladas de este material con un método desarrollado por Matee.
Los adoquines que fabrica están disponibles en distintos colores: rojo, azul, marrón y verde, entre otros. Además hace productos para carreteras y áreas de operación de maquinaria pesada; para locales comerciales y para para aceras y complejos domésticos en áreas donde no hay tráfico de maquinaria pesada, dos veces más resistente que los bloques de hormigón comunes.
La idea de Matee, contó, surgió al ver tanto plástico desechado: “Estaba cansada de estar al margen”, contó Nzambi, quien en diciembre de 2020 recibió el premio Jóvenes Campeones de la Tierra de la ONU “por desarrollar materiales de construcción alternativos, sostenibles y asequibles, así como por promover la cultura del reciclaje en Kenia y África”.
El trabajo de Matee y de Gjenge Maker fomenta a la economía circular gracias al triple impacto positivo que genera: económico (materiales de construcción a precios asequibles), ambiental (reciclaje) y social: hasta ahora creó 112 puestos de trabajo para recolectores de basura, mujeres y jóvenes.
Para la fabricación de los ladrillos y otros materiales, la startup se abastece de diferentes tipos de plástico: polietileno de baja densidad, de alta densidad (envases de crema, leche o yogurt), y polipropileno. En máquinas que la propia Matee diseñó, los residuos se mezclan con arena, se calientan, y luego se comprimen y se les da la forma deseada con a ayuda de moldes.
Luego, los adoquines se venden a diferentes precios dependiendo de su grosor y color. Y al ser más livianos que los tradicionales, el transporte e instalación son más fáciles y rápidos.
La empresa fue fundada en 2018 y está registrada bajo la Ley de Sociedades de 2015. Ya acumula cinco premios de sustentabilidad.
Sus objetivos son:
Nzambi Matee busca aumentar la distribución de sus ladrillos ecológicos a todo África “para impactar y motivar a otras personas, otros jóvenes a hacer tareas similares en diferentes lugares”, sostuvo.
Infobae