Los posos de café que normalmente desechamos luego de disfrutar la bebida, pueden ser utilizados en jardinería a fin de obtener un fertilizante natural cargado de minerales y nutrientes, que estimule el buen desarrollo de diferentes plantas. Para esto, es posible adoptar diversas estrategias: lo importante es que cuenten con granos por descomponerse, que fomenten el crecimiento espontáneo de las especies hogareñas.
Según Jim y Mary Competti de Old World Garden Farms (Ohio, Estados Unidos), los posos de café se pueden utilizar como fertilizante, a partir del preparado de una mezcla con una pizca de tierra y cáscara de huevo triturada. También es posible incorporarlos en la parte superior de macizos de flores o jardines de verduras, a fin de que lentamente liberen sus nutrientes al suelo a medida que se descomponen.
Se aconseja no usar cafés aromatizados o saborizados, ya que es difícil suponer quécontienen en su interior. Lo mejor es emplear variedades regulares como el expreso. Los granos brindarán buenas dosis de nitrógeno, componente clave de la clorofila. El mismo estimula la fotosíntesis y ayuda a que los vegetales florezcan y rindan de manera satisfactoria.
Otra buena forma de aprovechar los desechos de la infusión matutina es arrojando los granos a la pila de abono de la huerta hogareña. Los posos de café representan un excelente ingrediente orgánico que calienta el compost brindándole invaluable energía.
Lo más recomendable es incorporarlos en las pilas durante el invierno. Su principal beneficio es que ayudan a obtener un impulso adicional de nitrógeno, que más adelante puede ser empleado para plantar.
Rociar café molido en la tierra contribuye a disuadir la acción de babosas y caracoles. Su contenido no abrasivo ayuda a mantener a raya dichas plagas debido a su vientre blando. Sin embargo, el método no es infalible.
Ya que los posos de café suelen descomponerse gradualmente, pueden ser muy útiles a la hora de estimular el crecimiento de plantas colgantes u otras variedades de interiores. Al ser regados, liberan cada vez un poco más de nitrógeno beneficioso para el desarrollo de diversas especies. Se agregan justo por encima de la tierra que las contiene.
Para evitar que los posos se moldeen, se sugiere guardarlos en la heladera o el freezer hasta que estén listos para ser utilizados. En caso de tener demasiados, varias granjas y jardines reciben donaciones con los brazos abiertos.