Praderas submarinas de Posidonia: un hábitat natural capaz de retener altos niveles de carbono que debe ser cuidado

Las verdes praderas submarinas de Posidonia que rodean las Islas Baleares (España), son una de las principales defensas naturales del mundo frente al inminente cambio climático. Tan solo una hectárea de esta planta antigua y delicada puede absorber cerca de 15 veces más dióxido de carbono (CO2) anualmente que una pieza de tamaño similar ubicada en el Amazonas.

No obstante, este tesoro mundial se encuentra ante una gran amenaza. Si bien la Posidonia oceánica se extiende por todo el Mediterráneo, la zona entre Mallorca y Formentera es la de mayor interés, ya que hace más de dos décadas fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).

En esta área, existen alrededor de 55 mil hectáreas de la planta, que ayudan a prevenir la erosión costera actuando como vivero para el desarrollo de peces. Asimismo, juegan un rol fundamental a nivel mundial, debido a su capacidad de absorber buenas dosis de CO2. Según el profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah (Arabia Saudita), Carlos Duarte, estas praderas de pastos marinos son los mejores secuestradores de carbono para la biósfera.

Recientemente, se publicó la primera evaluación científica global del valor ambiental de los sitios considerados Patrimonio Mundial por la UNESCO, destacando que la Posidonia mediterránea funciona como trampa de sedimentos intensiva, capturando altos niveles de carbono. Por otra parte, los investigadores remarcaron que es muy resistente a la degradación microbiana, motivo por el cual el elemento químico no se degrada al ser depositado en el fondo del mar.

Dependiendo de la temperatura del agua, la especie se reproduce sexualmente a través de la floración, o asexualmente por medio de la clonación. Esta capacidad de clonarse a sí misma se traduce en que puede vivir por largos períodos de tiempo.

En palabras de Duarte, se trata de una planta notable, debido a su amplia esperanza de vida y capacidad de secuestrar carbono. En este sentido, destaca que en las áreas marinas protegidas de Ibiza se documentó un clon que brotó en el fondo del océano hace más de 200 mil años.

En una misma línea, la doctora Núria Marbà, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados de Mallorca, subraya que los clones podrían ser eternos si no se manifiestan daños que los perturben. De todas formas, a pesar de su capacidad para vivir infinitamente, el área se encuentra en pleno peligro.

Actualmente, se enfrenta a la amenaza constante de barcos que arrojan sus anclas que aplastan, desgarran y destruyen los prados. De acuerdo a un análisis realizado entre 2008 y 2012, las praderas de Posidonia de Formentera se redujeron casi en un 44% como consecuencia del impacto del fondeo.

El daño causado en un solo día por el ancla de un yate, muy común en la zona durante el verano europeo, puede tardar cerca de mil años en restaurarse. Otro problema frecuente, es el tratamiento del agua de las islas.

La doctora Marbà especifica que el desafío más grande y difícil para Posidonia es el cambio climático, ya que las Baleares poseen un límite térmico superior a los 28 grados que tolera la especie. Pese a que los altos índices de temperatura no causan una mortalidad masiva, las cifras son excesivas teniendo en cuenta el lento crecimiento de la planta.

Para protegerla, el Gobierno local intensificó sus trabajos de consciencia pública. No obstante, los países que intentan alcanzar las metas del Acuerdo de París, podrían invertir en el cuidado de esta clase de hábitats capaces de retener carbono y generar buenos réditos.