Pesca desde los 5 años, su padre lo formó como pescador, quien paradójicamente nunca pudo sacar del mar un ejemplar de los que Ramiro se acostumbró a extraer de la aguas de Mar Chiquita, a lo largo de la temporada de ésta modalidad que se extiende por unos seis meses en el año.
Esa pesca la conoció gracias a su hermano Mauro quien viviendo en Mar del Plata experimentó la adrenalina que genera esta actividad y la compartió con quien hoy en día –como protagonista de esta nota- es un referente de la pesca de corvinas negras en una vasta región.
Por la emoción que genera, compara este tipo de pesca con la de las lisas con equipos livianos. Para ejemplares de negra de seis kilos en adelante, utiliza los mismos equipos que se usan para la costa tresarroyense, sólo que con un nylon más grueso, del 40. Tiene que ser lo suficientemente firme para aguantar las arremetidas del pez que se caracteriza por ser muy combativo.
Los cangrejos y langostinos son la carnada favorita, y si las corvinas son más grandes aún, los cangrejos de mar y de laguna son las mejores opciones para tentar el pique que Ramiro siente y describe en su cuerpo como el paso de “un tren”.
A diferencia de lo que ocurre con las costas tresarroyenses donde al pique se lo debe buscar a una distancia considerable explica que en Mar Chiquita –por el contrario- no hay que sentir pudor por “tirar cerca, a unos 15 o 20 metros”.
Ocurre que los ejemplares de corvina negra se alimentan “por los veriles, donde terminan los bancos de arena, en ese escalón que se junta con la canaleta. Por ahí viene comiendo y a veces está cerquita”, dijo para graficar cómo es una de las variantes para buscar dar con el pique tan esperado. Otra alternativa es tirar más adentro.
En cuanto a las líneas que se utilizan “son muy similares a las de acá, con brazolada corta y plomo con alambre porque hay un poco de correntada”.
Pero hay un aspecto en el que –destacó- hay que tener mucho cuidado. Al momento de terminar la extracción, cuando la corvina está muy cerca de perder la pelea, “hay tener la estrella floja del reel porque pega la vuelta y se va para adentro”. Entonces no tensar el nylon resulta importante para evitar que en esas embestidas el animal corte la línea.
Las peleas que llegan a extenderse entre 20, 40 minutos o más según el peso de la corvina, también hacen especial a éste tipo de pesca por el cual se llegan a hacer muchos sacrificios para llegar a la costa marchiquitense.
Ha llegado a acomodar turnos en su trabajo, acumulando horas continuas, para salir temprano por la tarde y volverse ese mismo día a la medianoche. Los viajes son de tres horas, y el horario del pique –por excelencia- comienza desde las 17 y se extiende hasta pasadas 21.
Pero con el paso del tiempo decidió que es mejor poder disfrutar de esas escapadas y hacerlas durante dos o tres días, sólo o acompañado con un grupo de amigos que supo hacerse para practicar esta variante, pero también para poder dividir en grupo el presupuesto que se necesita. Empezando por el combustible.
“La pesca es un psicólogo. Muchos pescadores hacemos locuras y la mía es Mar Chiquita; por el lugar, la pesca y el ambiente que hay”, confiesa el tresarroyense que no ahorra en calificativos para Alberto y Liliana Martínez, el matrimonio que lo espera para alojarlo y que lo mantiene informado con los datos de pesca durante todo el año.
“Los considero familia. Me esperan, cada vez que voy me llaman para ver si llegué bien, es tan linda la amistad que hicimos que hasta en invierno lo vos a visitar”, explicó Ramiro que desde los siete años de edad compitió en los interclubes de Tres Arroyos, y que desde entonces entiende cómo es la relación entre pescadores.
Es por eso también que logró conformar un grupo de amigos de Tres Arroyos y Coronel Dorrego con los que comparte esta pasión. Enumeró en ese selecto grupo a Marcelo Cirone, Claudio Maidana, Claudio y Braian Ledesma, y Angel Simón.
Por estos días, Ramiro comienza a aprovechar las últimas semanas de la temporada de corvinas negras en Mar Chiquita que se inicia en noviembre y se extiende hasta el mes de mayo. El último tramo es donde salen las más grandes, dijo.
Aun así aclaró que este tipo de pesca también tiene sus días; y que es por eso que conviene ir con tiempo para poder hacer que las chances de pescarlas sean mayores.
Con el paso de los años Ramiro se convirtió en un referente de ésta modalidad de pesca. Si bien le cuesta verse como uno, prefiere que se lo identifique como un difusor de la actividad en ese punto de la costa bonaerense al que incluso va de vacaciones durante el mes de enero.
“Dicen que soy referente, pero yo le hago propaganda a ese pescado. Cuando lo cuento, lo hago con tanta pasión que es como que lo están viviendo. Soy un apasionado de la pesca y del lugar; y muestro las fotos con tanta alegría y orgullo que es como que invito a la gente todo el tiempo para ir”, confiesa el pescador tresarroyense que está contando los días para su próxima salida.
La Voz Del Pueblo