La investigación respalda la idea de que no solo sería posible cultivar alimentos en Marte y la Luna para alimentar a los futuros colonos, sino también obtener semillas viables de los cultivos que crezcan allí.
Según ellos, un asentamiento humano (permanente) en Marte o la Luna se está volviendo más realista, con varios países y compañías privadas preparándose para este viaje. Pero, uno de los principales problemas será garantizar la disponibilidad y seguridad de los alimentos.
Definitivamente, si los humanos establecen una base en la Luna o en Marte, tendrán que cultivar sus propios cultivos, indicaron.
Para averiguar si es posible, los investigadores utilizaron simuladores de regolitos desarrollados por la NASA. Lo anterior se debe a que los regolitos no están disponibles para experimentos de crecimiento de plantas.
La composición del simulador se basa principalmente en la información recopilada por las sondas de aterrizaje Viking 1 y 2 y el rover Mars Pathfinder. Este simulador se parece mucho al regolito real de Marte y se origina en el cono de ceniza Pu’u Nene ubicado entre Mauna Loa y Mauna Kea en Hawai, señaló el estudio.
El objetivo principal de este proyecto era producir y cosechar cultivos en estos simuladores de Marte y la Luna. Los simulantes se mezclaron con materia orgánica para imitar la adición de residuos de cosechas anteriores.
Wieger Wamelink y sus colegas de la Universidad y Centro de Investigación de Wageningen, plantaron diez cultivos diferentes. Estos fueron berro de jardín, rúcula, tomate, rábano, centeno, quinua, espinaca, cebollín, guisantes y puerro.
Los investigadores simularon las propiedades del regolito lunar y marciano y el suelo "normal" (tierra para macetas de la Tierra) como control.
Nueve de los diez cultivos sembrados crecieron bien y se les cosecharon partes comestibles. La espinaca fue la excepción.
La producción total de biomasa por bandeja fue la más alta para el control de la Tierra y el simulador de suelo de Marte que difirió significativamente del simulador de suelo de la Luna.
Las semillas producidas por tres especies (rábano, centeno y berro de jardín) se analizaron con éxito para la germinación.
"Nos emocionamos cuando vimos que los primeros tomates que crecían en el simulador de suelo de Marte se volvían rojos. Eso significaba que se había dado el siguiente paso hacia un ecosistema agrícola cerrado sostenible", indicó Wieger Wamelink, científico detrás de la investigación.
El artículo, "Crecimiento de cultivos y viabilidad de semillas en simuladores de suelo de Marte y la Luna", escrito por Wieger Wamelink y sus colegas, fue publicado en la revista de acceso abierto de De Gruyter, Open Agriculture.
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