A pesar de poder encontrarlos durante todo el año en conserva, los espárragos blancos se encuentran en su mejor momento con la llegada de la primavera es habitual encontrar en fresco este delicioso manjar.
Rico en proteínas y con un contenido muy bajo en grasas y azúcar, el espárrago tiene un alto contenido de agua, por lo que destaca su poder diurético y saciante. Se trata, además, de un alimento muy versátil en la cocina, aunque tras su adquisición es habitual que surjan dudas sobre cómo manipularlos, cocinarlos y conservarlos.
Una vez cocidos, a los espárragos se les añade unas gotas de zumo de limón para evitar que se oxiden
A continuación, se responden las dudas más frecuentes relacionadas con esta popular hortaliza.
Aunque se suelen comercializar bastante limpios a la vista en el mercado, conviene volver a lavarlos en casa. Lo primero será pelarlos con ayuda de un pelador, retirando la capa externa por tiras comenzando desde la punta. Después, habrá que enjuagarlos en agua fría y secar con un paño para, por último, retirar el tallo del espárrago. Se trata de la parte más dura, opuesta a la punta, y el propio espárrago nos marcará hasta dónde cortar.
El tallo es la parte más dura y difícil de masticar del espárrago, pero no conviene tirarlos directamente ya que se les puede sacar provecho en la cocina. Lo más fácil es poner los tallos a cocer para obtener un caldo de espárragos que pueda servir de base o fondo para cualquier otra elaboración.
Después de lavarlos y antes de cocinarlos, hay que cocer los espárragos. Para ello, se cogen las piezas lavadas y se atan en manojos para introducirlos en una olla a fuego fuerte con agua, una pizca de sal, otra de azúcar y unas gotas de limón. Dejar cocer durante unos diez minutos sin introducir las yemas y comprobando el punto a mitad de tiempo para evitar que se pasen. Una vez cocidos, reservar el agua de cocción (se podrá aprovechar para la elaboración), dejar escurrir los espárragos y añadirles otro poco zumo de limón para evitar que se oxiden.
En el mercado se pueden comprar espárragos de tamaños muy diversos, lo que influirá en su precio. La regla habitual es que los más gruesos, sean los de mayor coste. Por ello, habrá que elegir los espárragos en función del uso que se les vaya a dar.
Para consumir en entero y con la menor elaboración posible, se recomiendan los de mayor tamaño; mientras que los pequeños o finos son más óptimos para las cremas y conservas caseras.
Diario Vasco