En medio de una cuarentena larga, los pochoclos son el snack de cabecera para todos. Dulces o salados, son la compañía perfecta para ver pelis o picotear mientras estás haciendo otras cosas. Además, son aptos para toda la familia y super divertidos para cocinar. Una receta que en 2 minutos tenés lista y que, además de ser fácil y práctica, ¡es riquísima! Hicimos el control de calidad de este plato y cumple con las tres B: bueno, bonito y barato. ¿Qué más querés? Este manjar es típico en cualquier parte del país, incluso en países limítrofes es una de las recetas más cocinadas. Es que lo único que tenés que disponer es un poco de maíz pisingallo y aceite o manteca.
Esta receta es muy sencilla y rápida, sin embargo tiene sus secretos para que los pururú salgan perfectos. ¡Como de cine!
El tip más importante es revolver todo el tiempo para que no quede ninguno sobre la olla y no lleguen a quemarse.
Para agregarle un toque de magia a estas delicias blancas, hay miles de opciones. La más común es agregarles azúcar y hacerles una suerte de almíbar que los deje bañados en caramelo. Este agregado es muy simple de hacer: en el momento de comenzar a cocinar el pururú, además del aceite se le agregan un poco de agua y azúcar. Eso sí: no te pases de azúcar, así no se quema y no se hace un lío. Si sos super dulcero, también le podés agregar un chorrito de esencia de vainilla.
La versión bomba de los pochoclos dulces es la que lleva leche condensada. ¿Sabías esta receta? El secreto es poner, junto al aceite, el agua y el azúcar, un poco de leche condensada. Una vez que la preparación llega a una consistencia acaramelada, la vertés arriba de los pururú. El toque especial es ponerles un poquito de canela encima (si es que te gusta) o espolvorearle cacao.
Por otro lado, si hay dulce, también hay salado. En este caso es más simple: una vez cocinado el pururú le agregamos sal ¡y listo!
Esta receta es famosa en todo el mundo. Sin embargo, en Latinoamérica, y especialmente en Argentina, tenemos un apartado especial en el diccionario para referirnos a esta delicia. Por ejemplo, en Córdoba le decimos pururú o pororó, depende la zona. En Buenos Aires le dicen pochoclo o los que toman préstamos lexicales del inglés prefieren llamarlo “pop corn”. En la zona de Misiones le dicen pipoca (como en Brasil o Bolivia), rosetas o palomitas de maíz. Según algunas fuentes, a lo largo del territorio latinoamericano se le asignan mil nombres más. Cotufas o gallitos les llaman en Venezuela; en Ecuador les dicen canguil; en Perú les dicen canchita o popcorn; y en Colombia, crispetas o maíz pira.
¡Y todas las formas de nombrarlas que faltan! Esta receta es sumamente popular, y cada uno le pone su rasgo identitario. Así, también, cada uno le agrega ingredientes secretos que hacen que sea cada vez más deliciosa. Y, vos, ¿ya experimentaste el pururú de estas formas?
Serargentino