Las familias de la organización campesina Productores Independientes de Piray (PIP) advirtieron que las forestaciones causaban problemas de salud y ambientales, y luego de una década de reclamos consiguieron que la provincia les otorgara 600 hectáreas expropiadas a la principal multinacional forestal, recordó “Sobre La Tierra” de la Fauba.
“Las familias de la organización campesina Productores Independientes de Piray vivían rodeadas de plantaciones de pino y eucalipto de la principal multinacional forestal de la región”, recordó María Eugenia Biggeri, docente de la cátedra de Manejo y Conservación de Suelos y de la materia Agroecosistemas Campesinos de la Fauba.
Según Biggeri, “esta situación les causaba problemas, ya que, por ejemplo, el polen de los árboles contaminaba el aire y les provocaba complicaciones respiratorias, y el uso de agroquímicos en las forestaciones afectaba la calidad del agua de la zona”.
“Una vez que PIP tuvo la posesión de las tierras comenzó a producir hortalizas de forma agroecológica y a cuidar los arroyos, los suelos y la diversidad del monte nativo; desde la Fauba acompañamos y analizamos esta transición ecológica productiva”, completó.
Por su parte, Damián Vega, docente la cátedra de Fitopatología y de la materia Agroecosistemas Campesinos, señaló que las familias campesinas llevaron adelante cambios muy profundos en apenas dos años.
“Cada familia recibió una hectárea y cultivó múltiples especies sin usar agroquímicos; a grandes rasgos, los y las productoras de Piray mejoraron la base de recursos naturales, recuperaron zonas de selva nativa y favorecieron el cuidado del ambiente”, destacó.
Los avances de esta investigación se presentaron en el VIII Congreso Latinoamericano de Agroecología que organiza la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología.
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