Daniel Méndez, del INTA General Villegas, explica que este corrimiento hacia esquemas con suplementación, prioriza la carga como variable de ajuste para mejorar la productividad. “El aumento medio diario fue quedando relegado por ser una variable de proceso que requiere manejo, a diferencia del número de terneros/ha”, explicó en el marco de una entrevista con Aapresid.
En esta línea, subrayó que una recría pastoril bien manejada – con asignaciones forrajeras de 3.5-4% PV – permite ganancias de 680-700 gr/día-, aunque la principal falla para lograr estos resultados, según Méndez, es la falta de diagnóstico.
Detalla que hay dos enfoques para definir y manejar una cadena forrajera en recrías pastoriles: de mediano-largo plazo y de corto plazo. En el primero el productor debe identificar dónde están los baches en producción de pasto, decidir si hacer o no verdeos, qué paquete tecnológico aplicar a su pastura, etc. En el mediano plazo se irá ajustando la carga, tomando como referencia ajustes del 20-25% respecto de la situación promedio de los últimos 10-15 días.
El enfoque de corto plazo, es decir el manejo diario, es el punto más flaco. ”Se suele desconocer la productividad real de los forrajes, las estimaciones dependen de subjetividades, apreciaciones visuales. Los resultados no son repetibles y esto afecta la performance”, explicó.
El forraje es un recurso barato que suele descuidarse. La correcta definición de los momentos de entrada y salida a la pastura son clave para garantizar eficiencia de utilización: maximizando la cosecha y dejando remanente suficiente que asegure la recuperación del recurso. El especialista remarcó que “cada pastoreo debe remover el material que creció en la etapa de descanso. De lo contrario, se afecta la vida útil de la pastura. Cada forraje tiene su propia vida media foliar y es un parámetro que hay que conocer”.
Hoy contamos con tecnologías que asisten estas decisiones. Métodos directos como el corte de pasto e indirectos como sistemas infrarrojos, imágenes satelitales o drones. Los primeros pueden ser engorrosos mientras que los segundos pueden generar datos en exceso difíciles de gestionar y requerir calibraciones zonales. “Más allá del método en sí, lo importante es que las estimaciones sean sistemáticas”, enfatizó.
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