Desde un chutney de melón con hinojo y menta, dulces de bellotas de roble con chocolate, hasta vinagres, maridajes, mieles y mermeladas, los productos orgánicos de Los Jardines de Yaya nacieron como un emprendimiento familiar que derivó en un negocio de más de cuarenta años. Compartimos los secretos de este clásico local cordobés que nunca dejó de innovar.
Los Jardines de Yaya ofrece productos delicatessen elaborados sin conservantes ni aditivos que salen de una finca biodinámica propia. La granja orgánica nació en 1982 cuando la familia Demarchi decidió instalarse en La Cumbre, provincia de Córdoba. La huerta se inició con plantaciones de perales, durazneros, manzanos, ciruelos, membrillos, hongos, zarzamoras, entre otros frutos silvestres utilizados para la elaboración de mermeladas, conservas y encurtidos.
Bebidas fermentadas, cafés torrados, mermeladas de botella, patés, cremas y vinagres. El clásico de la casa es el dulce de almendra con dulce de frambuesa. En cuanto a los chutneys, el de melón con hinojo y menta es uno de los más pedidos, al igual que el de mandarinas y el de mango.
Las especias más utilizadas por los Demarchi son el cardamomo, la pimienta rosa y verde, la canela, el coriandro y el clavo de olor. Si bien la mayoría crecen en la huerta de “Los Jardines”, también se abastecen de las especias ahumadas de Traslasierra y de los productos de la cooperativa catamarqueña Surco Diaguita.
Un buen chutney tiene que cocinarse a buen fuego para evitar que la fruta se desarme y pierda el color. Las especias deben agregarse al final cuando ya esté “empapada” de limón y vinagre.