Con la reciente iniciativa oficial para legalizar el uso medicinal e industrial del cannabis, la Argentina quiere subirse a un negocio estimado en US$30.000 millones. Jóvenes emprendedores, una empresa estatal, un joint venture público-privado y un grupo de PyMEs buscan ser los pioneros en un mercado de potencial infinito.
Luego de la decisión del presidente Alberto Fernández de enviar un proyecto de ley para la promoción del cultivo de cannabis para uso medicinal e industrial, se despertó el entusiasmo de una nueva generación de emprendedores del cannabis para el desarrollo de la industria en la región.
Desde Uruguay, el tucumano, Facundo Garretón, dirige la compañía de cannabis más grande de América Latina. Se trata del holding Terraflos Inc. que, junto con otras compañías, integra los principales eslabones de la cadena de valor del cannabis: producción, extracción de componentes esenciales, elaboración de productos y comercialización. Garretón prepara su desembarco en la Argentina a través de la adquisición de una empresa de manufacturas para la elaboración de productos cannábicos.
Su segunda inversión es Blueberries Medical Corp, dedicada a la extracción de cannabinoides. Garretón pretende destinar los productos a otros segmentos.
Los socios de CPlant, Lucas Crivilone y Guido Husni, son dos sub 30 que se posicionaron entre los principales exportadores del Uruguay. Los emprendedores argentinos dieron vida a SAS Bloom Growth y se metieron de lleno en el negocio. El plan de Bloom incluye 250 plantas para la experimentación en media hectárea y en cinco hectáreas para la siguiente campaña.
En 2017 Jujuy creó la Sociedad Estatal Cannabis Avatara y en 2021 nació Cannava, la primera empresa estatal de producción e industrialización de derivados medicinales de cannabis en Argentina.
La iniciativa del Gobierno Provincial pretende satisfacer demandas de salud pública y poner al alcance de la población los primeros derivados de industria nacional de grado médico, cumpliendo con los estándares de buenas prácticas agrícolas y buenas prácticas de manufactura, en línea con los requisitos que impone la ANMAT.
Se trata de un claro ejemplo donde se combina el sostén estatal, institucional y técnico en todos los eslabones del proceso productivo, desde el cultivo hasta la producción y comercialización de sus derivados medicinales.
Los permisos obtenidos por Cannava con organismos gubernamentales y los acuerdos estratégicos con empresas, universidades y ONG nacionales y extranjeras, son la clave de su proyección global y de su visión social, abierta y colaborativa.
Pampa Hemp es la primera compañía argentina en concretar un convenio público-privado con el INTA para la investigación y producción de cannabis medicinal. Se trata de un proyecto donde se combina el desarrollo con el capital académico y científico que tiene la Argentina.
Pampa apunta al segmento de alimentos y bebidas con CBD y otros cannabinoides: pastas secas,barras de cereal, aceites comestibles, yerba, aguas y gaseosas y alimentos balanceados para mascotas con dolencias crónicas o que transitan la última etapa de su vida. La empresa se encuentra en pleno desarrollo de automatización de su invernadero.