El uso más común de un invernadero es para la producción de cultivos hortícolas, es decir, plantas herbáceas, hortalizas de hoja, raíz, tubérculo o fruto. Esto es debido a que la producción bajo condiciones ambientales controladas contribuye a aumentar su volumen.
De un tiempo a esta parte, se nota un gran avance tecnológico en las técnicas de producción que consiste en el uso de estas estructuras fijas cubiertas de plástico que, al crear un microclima cálido y húmedo, aceleran la maduración de los productos, posibilitando la recogida de varias cosechas al año.
También se utilizan mucho para la producción de planta de todo tipo de cultivos hortícolas en semilleros, ya que las condiciones ambientales para la germinación deben de estar controladas y garantizadas en un rango de valores que depende de cada especie. En ese sentido, un grupo de agricultores sanjuaninos se está dedicando a este tipo de producción. Son 34 socios los que tiene actualmente la Cámara de Productores Bajo Invernadero de San Juan Asociación Civil, y producen zucchinis, tomates, pimientos y otras hortalizas menores para los grandes centros de consumo masivo de alimentos.
Entre ellos se encuentra Facundo Martín quien se dedica a un emprendimiento familiar. El productor informó, a un diario local, que en la temporada 2020, trabajó solamente con un cultivo hortícola, con tres de sus naves, cada una de 1.000 metros cuadrados. “Esto sirve de aprendizaje, para el manejo diario, que incluyen los riegos, las tareas específicas de cada verdura, las aplicaciones de productos químicos, las cosechas, etc., en los números, que son las variables que deciden todo, no cerraron como se imaginaba", expresó.
Facundo comenta que, fruto de esa experiencia que tuvo, este año, cambió para trabajar solamente en dos cultivos “eligiendo, en los tempranos el de los calabacines o zucchinis, y posteriormente, el de tomate redondo, de gran demanda".
En cuanto al proceso que abarcan estos cultivos, el joven productor señaló que hay que ajustar todo minuciosamente y que un error que se cometa puede ocasionar grandes pérdidas. “Cada semana cuenta y se va terminando un ciclo y se está acercando el inicio del otro, y la organización y el cumplimiento de cada tarea es fundamental”.
Para la primera semana de mayo se llegó a 150 cajones. Para lograr este número, Martín debió anticipar la siembra de los calabacines a mediados de marzo, no a mediados de abril como lo venía realizando antes, aunque hay algunas dificultades que se presentan, como la temperatura natural, ambiente, que facilita la mayor presencia de plagas y enfermedades. "La explotación bajo plástico es rentable", dijo el productor, "pero también es muy cara, en todo, y los números se mejoran trabajando con más ocupación de las naves, más kilos y más salidas de verduras en los meses del año".
Respecto a la producción de tomate, el año pasado, Martín uso de manera exclusiva Etereí, un material recomendado y cuyo rendimiento fue de 1 cajón por metro cuadrado. Para la campaña 2021, evaluó la posibilidad de cambiar y usar tres materiales: Ichiban, Cartier y Etereí, con la intención de contar con más opciones y ver que comportamientos tiene cada una de ellas.
“La salida está prevista para una fecha calendario en la que en Mendoza están altos los precios, por unos 45 días, y el tomate de alta calidad se va a las nubes", señaló.
Las dos características principales que deben poseer los invernaderos para ser un medio idóneo para la producción, son eficiencia y funcionalidad y los sanjuaninos las cumplen a rajatablas.
El Agrario