En los últimos años, la siembra de sorgo ganó espacio en el país, avanzando incluso sobre áreas de la zona núcleo. Para analizar la actualidad y perspectivas de este cultivo, el Congreso Maizar 2021 convocó a un abanico de expertos: Daniela Regeiro, analista agrícola de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires; Natalia Gattinoni, del Instituto de Investigación Clima y Agua del INTA; Vicente Trucillo, breeder del programa de Sorgo de Tobin Semillas; Leandro Pierbattisti, consultor internacional en cadenas de negocios agroindustriales, y Omar Odarda, consultor en comercio de productos agrícolas y alimentos, en un panel coordinado por Carlos Sosa, gerente comercial de Tecnosorgo SA.
Regeiro detalló que la última campaña se sembraron 950.000 hectáreas de sorgo, 27% más que en la anterior, con aumentos de 43% en el sudeste de Buenos Aires y 40% en Córdoba, aunque las mayores áreas siguen estando en la región chaco-formoseña, que implantó 250.000 hectáreas, y el norte santafecino (155.000 hectáreas). Entre Buenos Aires y La Pampa, totalizaron 93.000 hectáreas.
En cuanto al rendimiento, alcanzó 2,2 quintales por hectárea pese a la aparición del pulgón de la caña de azúcar, que pudo ser controlado. Para la próxima campaña, dijo Regeiro, se espera que la producción se mantenga estable o aumente, gracias a los muy buenos rendimientos en la zona oeste. De acuerdo con el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (RETAA) de la Bolsa de Cereales de la campaña 2019/20, la última de la que se tienen datos completos, en 54% del área sembrada con sorgo el nivel tecnológico fue bajo.
En 2020/21, señaló la especialista, el precio ayudó a que se sembrara más y, si bien el clima disminuyó el rendimiento, también se observó que el sorgo se adaptó mejor que otros cultivos. El mayor problema fue la aparición del pulgón y una limitante, la provisión de semillas. Pero, según consultas a productores, hay disposición para seguir sembrando sorgo, y mayor incidencia de niveles tecnológicos medio y alto, habiendo aprendido a controlar el pulgón, comentó Regeiro.
Incidencia del clima
Natalia Gattinoni precisó que, en diciembre pasado, las lluvias estuvieron 20% por debajo de los valores históricos; hubo una mejora en enero, pero en febrero retornó la escasez de agua, con caídas de entre 60 y 80% en el nivel de precipitaciones. Después de la secuencia reciente, señaló, “tenemos una Niña debilitada, a la que sigue usualmente una fase neutra y luego otra fría”. La previsión es que en los meses próximos habrá lluvias normales en gran parte del territorio, con déficit en el noreste bonaerense y en el norte patagónico. Pero, advirtió, son escenarios probabilísticos, será necesario actualizarlos cada mes.
Vicente Trucillo se refirió al pulgón de la caña. Explicó que el tamaño de las colonias es clave para el monitoreo y control de la plaga, que irrumpió en enero pasado. Junto con el monitoreo, que es fundamental porque se trata de una plaga virulenta que en pocos días puede comprometer seriamente el cultivo, la principal herramienta de control son los híbridos tolerantes, que pueden requerir hasta dos aplicaciones de agroquímicos, pero resisten mucho mejor que los híbridos susceptibles. Otro factor, señaló, es la calidad de aplicación: el pulgón, que tiene una tasa de reproducción de hasta 80 crías por semana, se ubica en la parte baja de la planta, y ahí es donde debe hacerse la aplicación para eliminarlo.
Para Trucillo, esta plaga no frenará el avance del sorgo, hay herramientas con las que defenderse. Pero habrá que convivir con el pulgón, y probablemente explore más ambientes que en la campaña pasada.
La demanda china vino para quedarse
Pierbattisti mostró un mapa global del sorgo. A contramano del trigo, los países excedentarios son aquellos más cercanos al Ecuador. Países importadores de trigo, como México y Brasil, son autosuficientes en sorgo. Nigeria es el principal productor, y China, que cubre solo 30% de su consumo interno con producción propia, es el principal importador mundial, al punto de concentrar 80% de los intercambios internacionales.
Un cambio decisivo se debió a que, a partir de 2004, por su resistencia al maíz transgénico, China impulsó su propia producción de maíz, que pasó a ser considerado un cultivo estratégico. Esto determinó subsecuentemente un fuerte aumento de la demanda china de sorgo, que todavía tiene trecho por recorrer, ya que, para 2050, tres cuartas partes de la población china vivirán en zonas urbanas, precisó Pierbattisti. Actualmente, el país compra unos 30 millones de toneladas anuales, con lo que su demanda influye en el precio mundial. “El apetito chino no va a parar”, dijo el experto.
Además, el sorgo australiano atraviesa un mal momento: su ciclo, que se da de febrero a junio, pasó por un marzo muy lluvioso, que dañó el cultivo. El panorama es favorable para que la Argentina le venda sorgo a China, pero hay que competir teniendo en cuenta las condiciones que ofrecen los competidores. “La clave no es solo exportar más, sino mejor”, dijo Pierbattisti, porque actualmente el sorgo argentino ofrece especificaciones de grado y humedad diferentes de quienes abastecen el 90% del mercado.
Omar Odarda, que entre 2007 y 2016 fue consejero agrícola en la Embajada argentina en China, dio más precisiones sobre ese mercado clave a nivel global, que compra sorgo forrajero y sorgo para destilación de aguardiente. La Argentina está habilitada para la variedad forrajera, precisó. Los principales abastecedores de sorgo a China son Estados Unidos, Australia y Myanmar, pero las ventas argentinas aumentaron fuertemente y tienen un gran margen para crecer. En 2014, la Argentina firmó un protocolo con China, pero se hicieron pocas operaciones y se dio un paso en falso con el envío de unas 80.000 toneladas que no fueron bien recibidas allí, por la detección de plagas, entre ellas, sorgo de Alepo.
Fue un detonante geopolítico (la imposición de altos aranceles antidumping al sorgo de Estados Unidos) lo que hizo que el mercado chino se reabriera al sorgo argentino, con la operación de un importador particular en 2018. Esta mercadería tuvo buena recepción, lo que hizo que, en 2019, las exportaciones de sorgo argentino a China aumentaran a 190.000 toneladas; en 2020, a 260.000 toneladas, y en 2021 podrían llegar al millón de toneladas, dijo Odarda. En abril, el Ministerio de Agricultura chino recomendó a sus productores sustituir raciones de alimento balanceado del maíz por otros tipos de harinas.
En síntesis, la demanda china de sorgo vino para quedarse, la Argentina tiene la ventaja de producir en contraestación y se está ganando una reputación de productor y exportador confiable, que hay que cuidar. Hay gran potencial para este cultivo.
MAIZAR