Un camino sin explorar: cinco destinos de la Ruta del Vino africana

En los últimos veinte años, el continente creció enormemente en torno a la producción de vides de alta calidad

Un camino sin explorar: cinco destinos de la Ruta del Vino africana

Si bien al pensar en rutas vitivinícolas los primeros destinos que se nos vienen a la cabeza son Francia, Portugal, California o Mendoza, África cuenta con numerosas bodegas y viñedos de renombre que también merecen reconocimiento. En el norte de dicho continente, se producen vinos desde la época fenicia, en tanto que la tradición en torno a las vides en el sur data del siglo XVI. 

A lo largo y ancho del territorio, se puede visualizar y contemplar de cerca la magia de la enología continental, realizando diversos recorridos por los siguientes cinco puntos turísticos.

 

1) Cape Winelands (Sudáfrica)

Sudáfrica dispone de más de 500 bodegas, que la convierten en el destino enoturístico por excelencia dentro de África. Quienes busquen experimentar las bondades del vino local, deben acercarse a la región de Cape Winelands en Western Cape, municipio que comprende Stellenbosch, Paarl, Worcester y Franschhoek. Aquí se encuentran algunas de las casas más notables del país.

El itinerario puede trazarse según la bebida de preferencia (tinta, espumosa, rusa o mezcla) o el alojamiento (finca tradicional o de lujo expansiva). Sin importar la elección, las posibilidades son infinitas.

De todas maneras, se aconseja probar el pinotage, un híbrido entre pinot noir y cinsaut; y el Methode Cap Classique (MCC), un vino espumoso local elaborado con el método tradicional del champagne.

 

2) Meknes (Marruecos)

Esta nación, ubicada al norte del continente, posee una amplia historia en torno a la producción de vinos, que se remonta a la antigua época fenicia. Según historiadores, cuando el país fue introducido al Islam en el año 680 antes de Cristo, la tradición fue cediendo hasta interrumpirse de manera definitiva. 

Recién en 1900, cuando Marruecos se convirtió en colonia francesa, regresó la cultura de la vinificación. No obstante, buena parte del vino producido solía exportarse a Francia y otros destinos de Europa.

Tras la independencia, la producción volvió a estancarse debido a la falta de financiación y experiencia. Sin embargo, en las últimas dos décadas, gracias a la intervención por parte del Gobierno y el respaldo de una serie de inversores extranjeros, la industria retomó la senda del triunfo, regresando al mapa de la viticultura africana.

Debido a los veranos secos y los inviernos húmedos que predominan en el área, los viñedos prosperan cultivando cinsaut, merloc, alicante, chenin blanc y chardonnay. 

Fundada en el siglo XI, Meknes es una ciudad imperial, llena de monumentos, ruinas y espacios arquitectónicos. Dentro de su territorio, alberga dos de las bodegas más famosas de la región: Château Roslane y Domaine de la Zouina.

La mayor parte del vino producido corresponde a variedades tintas, rosadas o grises, aunque en Domaine de la Zouina, además, se elaboran lotes de chardonnay y algunas botellas mezcladas. 

 

3) Neivasha (Kenia)

Con grandes altitudes y el clima del Valle del Rift, Kenia es uno de los países que en los últimos tiempos más se apuntaló en torno a la producción de vinos. La bodega Leleshwa, en Naivasha, constituye el espacio más emblemático.

La ciudad ofrece propiedades inmobiliarias de primera calidad para acompañar las propuestas de los viñedos. Aquí, se cultivan diversas variedades que incluyen shiraz, chenin blanc y cabernet sauvignon, aunque el sauvignon blanc es el preferido de la crítica y el público. 

Durante las visitas a las bodegas se puede degustar el té de Kenia y las comidas de tres pasos que son furor entre los turistas.


 

4) Omaruru (Namibia)

A pesar de los desafíos del riego y la juventud de las cosechas que se producen en el país (2014-2015), Namibia genera mezclas destacadas de chardonnay, shiraz y chenin blanc, además de vinos rosados y tintos.

En la región operan las bodegas Kristall Kellerei y Erongo Mountain Winery, ambas situadas a lo largo del río Omaruru, donde el clima es algo menos cálido que en el resto del área. La primera cultiva mourvèdre, shiraz, barbera, colombard y tinta barroca; mientras que la segunda sobresale por sus mezclas de especialidad. Una de sus botellas más notables es Ohamba, elaborada con shiraz, cabernet sauvignon y cabernet franc.

 

5) Ziway (Etiopía)

El Valle del Rift de Etiopía proporciona las temperaturas perfectas para cultivar y cosechar viñedos. Las primeras vides plantadas en sus suelos franco arenosos fueron desarrolladas en 1930 por ocupantes italianos, en tanto que la bodega más antigua funciona desde 1936. Si bien el país no es potencia en el rubro, produce más de 10 millones de botellas al año.

En las afueras de la ciudad capital de Addis Adena, Castel Winery trabaja en función de ubicar a Etiopía en los nuevos radares mundiales del vino. La idea es que todas las manos de la bodega produzcan botellas de primera calidad, siendo compensadas y capacitadas de manera justa. 

Aquí se cultivan variedades merlot, cabernet sauvignon, syrah, chardonnay, chenin, cabernet franc, semillon, merlot y vides dulces. El vino más emblemático es el tradicional de miel etíope, llamado tej.




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