Producción agroecológica a escala: de una agricultura de Excel a un puente sustentable

Bajar la carga de agroquímicos en los campos es un desafío constante de muchos productores agropecuarios que intentan integrar manejos para obtener resultados

Producción agroecológica a escala: de una agricultura de Excel a un puente sustentable

Sandro Raspo, productor y profesional, logró bajar hasta un 80% la aplicación de herbicidas y lo expresa con satisfacción. "Debemos mantener vivo el suelo", afirmó. El agro se enfrenta a desafíos constantes. Su búsqueda es producir más y mejor. En ese sentido, Sandro Raspo, asesor y productor del noroeste bonaerense, logró bajar la carga de herbicidas en sus establecimientos de General Villegas y Florentino Ameghino mediante una producción agroecológica. Estima que actualmente usa aproximadamente en un 80% menos y su meta es que en 12 años no tenga más necesidad de aplicar.

“Bajar la carga de agroquímicos en el sistema es una condición que vino para quedarse”, advierte Raspo. En su campo, pasó de ser un desafío y lo materializa desde hace mucho tiempo. “Bajamos la carga de agroquímicos de manera considerable y esperamos que, en unos doce años, con el manejo que hacemos, la aplicación de fitosanitarios será cero”, expresó el ingeniero agrónomo.

Una de las claves para lograr este objetivo fue limitar los pastoreos. Otra mejora se nota en el crecimiento de los rindes de soja de segunda luego de trigo, en las dos últimas cosechas. Fue debido a que el campo sube en escalones de productividad, pero, además, baja la necesidad de insumos (fitosanitarios y fertilizantes).

 

Menos agroquímicos

“Esta situación se debe al efecto acumulativo de los sucesivos cultivos de servicios (sobre todo cuando incorporamos vicia). Lo importante, es lograr un equilibrio en los distintos manejos de los lotes que están repartidos”, sostiene el entrevistado.

Así, el sistema lo integran cultivo de servicios con rolo, cultivo de servicios pastoreado y pulverizado, cultivo de servicios pulverizado, cultivo de servicios de leguminosa rolado y una pequeña parte en rastrojo de maíz, donde sus ubicaciones van rotando en el tiempo.

 

Ocho años de historia

El productor, indicó que hace ocho años comenzó a ver que esto era posible. “Vimos que era factible bajar la cantidad de insumos químicos y nos subimos a la idea”, destacó, potenciando el sistema por otro lado

“Estamos trabajando con cultivos de cobertura desde el año 2013. En el inicio fue pensado como una estrategia para mantener vivo al suelo”, destacó. Luego, con el correr de los años, Raspo comenzó a ver que era beneficioso como servicio ecosistémico. “Nos empezamos a dar cuenta que cuando le damos vida al suelo la cantidad de insumos que utilizamos se reduce drásticamente”, contó.

-¿Por qué esta situación es así? ¿Lograron verlo desde un primer momento?

-Con el correr del tiempo nos fuimos dando cuenta que pasar de una agricultura de exel y de escritorio a un puente sustentable era la manera de encontrarle la vuelta al negocio. Hoy estamos dentro de una agricultura regenerativa. Creo que no es nada más ni nada menos que dar vuelta la página del libro y volver a comenzar por la hoja número uno.

-¿Qué quiere decir con esta afirmación?

– Por ejemplo. La hoja 1 es el productor agropecuario –“no empresario”, destaca con elocuencia-y la hoja 2 el suelo. Entonces el productor agropecuario debe plantar en un suelo con vida. Debemos proteger ese recurso para generar sustentabilidad ambiental, pero también económica.

-¿Usted cree que fue masiva y destructiva la agriculturización en los últimos años?

-Fue muy extractiva. Pero no fue mala. Aportar lo que aporta el sector en impuestos no existe en ninguna parte del mundo como ocurre en la Argentina. Esta agriculturización se hizo desde los escritorios y lamentablemente dejamos de tener una visión de la vida del suelo.

Por eso cuando comenzamos a mirar el suelo como un ser vivo vamos a utilizar menos herbicidas, menos fertilizantes y menos insecticidas. Todo esto se logra de manera paulatina.

 

“Los agroquímicos no son malos”

El productor insiste que, utilizándolos de manera efectiva, los fitosanitarios no son malos. “Está claro que no. De hecho, si fueran malos nuestros médicos nunca nos darían una medicación sintética”, ejemplificó.

En ese sentido, dijo que hay que tener una visión mediadora, pero introducirle la opción agronómica. “En nuestro campo hacemos hincapié por sistemas integrados de producción. Es decir, agrícolas ganaderos y ganaderos agrícolas, dependiendo la aptitud que tenga el suelo”, destacó.

En sus establecimientos, Raspo adopta la ganadería para reciclar nutrientes. “Reciclamos nutrientes y usamos pastura con la ganadería. Esas pasturas me producen muchísimo más carbono que lo producido por un cultivo anual”, sostiene convencido.

Además, cuenta que una pastura en cinco años deja en el suelo aproximadamente 100 toneladas de carbono. En tanto un cultivo anual deja en el mismo período sólo una cuarta parte de ello. “Esto aporta directamente a la formación de materia orgánica y a la captura de carbono. Entonces el impacto ambiental de la ganadería pasa a ser minúsculo”, explica.

-¿Cómo desarrolla en sus establecimientos la agricultura a campo?

–Hacemos agricultura con mucha cobertura. Utilizamos coberturas de cultivos de invierno pero también de verano. Lo hacemos por dos motivos principales: Los de verano para reciclaje de nutrientes y los de invierno para control de malezas por encima del suelo. Además, por debajo del suelo, ambos cultivos nos aportan muchísima vida.

-¿Cree que los sistemas agrícolas se potencian con leguminosas?

-Exacto. Cuando potenciamos los sistemas con leguminosas, logramos fijar el nitrógeno del aire y lo pasamos al suelo. En este sentido, el impacto ambiental comienza a ser muchísimo menor, debido a que estamos sacando nitrógeno del ambiente, como óxido nitroso y lo pasamos al suelo, introduciendo un nitrógeno orgánico para usar menos fertilizantes y ser más competitivo desde lo ambiental.

 

Menos insecticidas, una solución económica

La biodiversidad ocupa un lugar preponderante en las tierras de Raspo. Por ello su consejo para el control de insectos es revolucionario. “Manejemos los sistemas, pongamos flores e insectos en agosto, integremos con ganadería, interactuemos entre nosotros, estudiemos la biodiversidad y podremos seguir tirando para adelante”, recomendó.

Además, sabe que la capacitación y el entendimiento es sustancial para logar su propósito.  “Soy una persona muy abierta y me contacto con gente que sabe de diversos temas. Eso me dio la posibilidad de entender mejor el funcionamiento de los insectos benéfico en los sistemas productivos”, aclaró a nuestro medio.

-¿Lograste disminuir el uso de insecticidas en el campo?

–Sí, mucho. Es fundamental romper la dependencia y la dominancia. En ese sentido estamos trabajando con mucho entusiasmo y logrando cosas importantes.

-¿Cómo se logra romper la dominancia en el control de insectos en los sistemas productivos?

-Nosotros cuando sembramos un lote de soja, ponemos cultivos con atracción de insectos en franjas. Estos cultivos son especies que producen muchas flores y por ende una fuerte atracción de insectos benéficos. Son experiencia que producen resultados a largo plazo; no hay que desesperarse por los resultados, pero llegan.

-¿Qué consiguió en este contexto?

–Como ejemplo, hubo hectáreas del campo que no se le hizo control de orugas y chinches a la soja implantada. Un caso concreto fue donde implantamos 42 metros de soja y 14 metros de trigo sarraceno, un cultivo que sostiene la floración y además sembrado con altas densidades combate las malezas. Aquí los insectos se fueron al sarraceno y libraron el campo de soja. Lo mismo ocurre cuando plantamos cultivares con flores.

 

“La agroecología me permitió bajar el costo de producción”

El productor tiene en claro que bajar los costos productivos en el agro es muy importante. Por eso, sostiene que el sistema agroecológico implementado le permitió bajar costos y a su vez mejorar el recurso suelo.

“Yo miro los rendimientos, pero principalmente cuanto bajé los costos de producción con este sistema”, sostiene Raspo. En definitiva, dice que su objetivo es producir al 33% del valor de los granos en el mercado. “Con esto me aseguro de que si me va mal por algún problema climático voy a salir ileso”, indicó.

Por último, sostuvo que los grandes pooles de siembran que hacen agricultura de exel no miran si aplican o no agroquímicos. “Una aplicación de insecticida con una soja de 300 dólares pasa a ser muy barata. Sin embargo, cuando la oleaginosa baja, la aplicación pasa a ser muy cara. No obstante, aplican a mansalva cuando la soja está cara en el mercado, sin medir las consecuencias”, criticó el entrevistado.

 

El ABC Rural



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