Cambio global: la producción de azúcar en la mira

Generalmente se apunta a la carne y los lácteos como dos de las industrias alimenticias de mayor impacto ambiental. Sin embargo, en el último tiempo comenzó a cuestionarse mucho la producción de caña de azúcar. De acuerdo a un informe de Spoonshot, una empresa que ofrece inteligencia en innovación para alimentos y bebidas, el rendimiento del cultivo aumentó en un 15% durante la última década, como consecuencia –en parte– de su empleo en los sectores de bioplásticos y biocombustibles.  

La producción de caña de azúcar y remolacha azucarera demanda altos niveles de agua y tierra, generando una importante huella hídrica global. Para producir un kilo de azúcar refinada a partir de uno u otro, se necesitan alrededor de 1.782 y 920 litros de agua, respectivamente. Esto se traduce en algo más de dos años enteros del recurso potable para una sola persona. 

A su vez, las grandes extensiones de tierra despejadas para cultivar dichas plantas impactan en la biodiversidad local, ya que para su buen desarrollo se precisan grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas, que se aplican cuando el suministro natural del suelo se agota. Asimismo, las emisiones resultantes del procesamiento de los productos químicos también contaminan la superficie, las aguas subterráneas y los suministros del recurso potable. 

Esto quiere decir que los cultivos azucareros se están volviendo cada vez más inviables, en tiempos donde la crisis climática y ambiental marca la agenda del día a día tanto de productores como consumidores. Según el informe, el interés empresarial en los asuntos vinculados a la huella de carbono cero aumentó en un 63% tras la pandemia de coronavirus. 

De todas maneras, las revelaciones sobre el impacto ambiental del azúcar podrían abrir el abanico de oportunidades para todas las alternativas disponibles sin desarrollar alrededor del bien. “A medida que los ingredientes utilizados en la producción de otros alimentos vayan cosechando buenos resultados, las empresas podrán acudir a ellos como medio a fin de derribar su propia huella de carbono y comunicarse de forma efectiva con los consumidores”, detalla la publicación.

En este punto, se trata de una gran noticia para aquellos que hoy en día están ideando nuevos tipos de azúcares, edulcorantes y tecnologías, en respuesta a la creciente demanda de alimentos más sostenibles que contribuyan al bienestar del planeta y la salud general de la población.

El análisis de Spoonshot también arrojó que es menos probable que los consumidores se interesen en edulcorantes artificiales, debido a la enorme cantidad de problemas de salud que suelen asociarse a ellos. En contrapartida, el estudio sobre las conversaciones en línea acerca de las alternativas al azúcar dio a conocer que los usuarios prefieren optar por sustitutos naturales como la stevia (21%) y el azúcar de coco (12%).

Dicha preferencia también se refleja en las diversas estrategias que se están llevando a cabo, aunque a largo plazo no existe una solución “mágica”. “Encontrar una alternativa eficiente de manera rápida y a bajo costo es casi imposible”, narra el informe. 

En breve, se espera hallar la solución a partir de la combinación de diversos ingredientes que imiten la textura y el sabor característico del azúcar.