Aumenta la producción de miel en la Quebrada

A fines del 2020 se inició un proceso de enseñanza sobre apicultura en la Quebrada, encabezada por la Agencia de Extensión Rural del Inta en Hornillos, de la que tomaron parte una veintena de interesados que comenzaron desde cero, logrando ya producir miel.

La producción se expuso en una feria en Tilcara donde se destacó la variedad de miel con características y aromas de la vegetación quebradeña, que les significó un potencial nuevo para ellos.

"Es un nuevo proceso que se trabajó desde noviembre del año pasado. En corto tiempo la gente se agrupó, demandó trabajar en la parte apícola en la pandemia, buscando diversificar sus ingresos", explicó David Galean, jefe de la Agencia de Extensión Rural de Hornillos del Inta, ubicada a tres kilómetros de Maimará.

Se refirió así al inicio del proceso que en conjunto hicieron entre un técnico, un proveedor de equipamiento para apicultura y material vivo, el municipio y la Agencia del Inta de Hornillos. Se desarrollaron talleres de apicultura durante meses para interesados, algunos campesinos, empleados y emprendedores, que se acercaron buscando aprender y producir.

"Lo que hicimos fue juntar la oferta y la demanda y hacer un proceso de formación apícola que comenzó en diciembre y terminó en marzo, con nueve reuniones teórico-prácticas", detalló Galean, y explicó que iniciaron con alrededor de 20 personas y terminaron quedando 14. Ellos invirtieron comprando la colmena, su equipamiento, Inta aportó facilitando el taller y el combustible, contando con apoyo del municipio. En marzo los participantes pudieron cosechar miel.

La intención era estimular la producción entre la gente. Es que advertían que se buscaba contar con nuevos ingresos y la apicultura no implica mucha mano de obra al tiempo que reditúa buenas ganancias.

Por otra parte, cobra valor la posibilidad de producir miel de la Quebrada, cuya calidad está probada en virtud de la vegetación nativa. De hecho, en la producción lograda se pudo diferenciar la miel, ya que se siente el aroma del molle y de las aromáticas de la zona, y también se apunta a darle valor en origen por el gran potencial de la miel al provenir de un Patrimonio de la Humanidad.

"El que haya una colmena es un indicador de sustentabilidad. Y más si es manejada por el hombre en forma correcta, aumenta más la sustentabilidad del sistema, porque la apicultura contribuye a la polinización de las plantas silvestres como las cultivadas", explicó Galean, detallando que favorece la reproducción de las especies.

El resultado de este impulso se mostró en la Primera Feria Apícola de la Quebrada que se realizó en Tilcara, donde se reunió a los participantes del taller que ya lograron producir miel y subproductos, entre ellos propóleo y hasta cremas con base en cera de abeja. Allí se pudo ver las mieles de diferentes colores, de los participantes y como invitados estuvieron productores más experimentados de Humahuaca, Cianzo, Juella, Maimará, Tilcara y Hornocal .

"La vegetación define el color, no es la misma la de Juella como la de Maimará o la de Cianzo que está a 3.000 metros sobre el nivel del mar", dijo. Los subproductos se comercializaron también debido a la creciente demanda que hubo de miel en tiempos de pandemia, por tratarse de un alimento rico en minerales y vitaminas, que permite mejorar el sistema inmunológico.

Con la exposición se cerró un ciclo con los nuevos productores que serán beneficiados por el programa Cambio Rural, de asistencia técnica, al haber completado todo el proceso. La idea fue que más gente se sume a esa actividad, y si hay mayor interés se prevé generar otra capacitación para seguir promoviendo la apicultura en la Quebrada.

De hecho, en coincidencia con el Día Mundial de la Abeja se realizó en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación la presentación de la campaña federal "Más miel todo el año", que pone en valor el producto, estimula el consumo y fortalece la producción.

Una experiencia nueva y un plus económico

Analía Rondón fue una de las participantes del curso práctico de apicultura y expresó su satisfacción al lograr capitalizarlo para producir su propia miel, que incorporó a su finca y puede servir en su alojamiento.

Al ser alérgica le recomendaron consumir miel de la zona donde vive, y al no encontrar oferta y contar con una finca de producción de alfalfa, se animó a participar del curso y perdió el miedo inicial. “Aprendimos de la colmena y de la vida de las abejas, un mundo particular y como mágico en su estructura”, explicó, y es que ya se había comprado las colmenas y logró producir miel. “Es riquísima, no porque sea de la Quebrada, no es empalagosa, tiene una acidez perfecta. He probado miel de otro vecino que está a tres kilómetros de mi casa, es totalmente distinta en color, sabor y estructura. En la Quebrada podemos proponer una variedad de sabores y colores de mieles”, explicó.
 

En siete meses logró sacar una producción que le alcanza para el consumo propio y para los huéspedes de su pequeño hotel de cuatro habitaciones. Sólo vendió en la expo tres potes para cubrir algunos gastos y comprar más cuadros, e investigó para producir cremas con base en cera de abejas, a la que le incorporó aceite de oliva y aloe vera, esperando crear otros productos. Destacó que con sus pares decidió iniciarse en el tratamiento de la varroa (ácaro que enferma a las abejas) de manera orgánica, dejando de lado materiales fosforados. Usaron ácido fórmico y lograron buenos resultados. A ella le significó un plus y para otros compañeros una oportunidad de lograr ingresos. “Pensamos comprar algunas colmenas más, y algunos producir de manera comercial”, dijo.

Es un trabajo, ya no un pasatiempo

Otra es la experiencia de Juan Ignacio Pugnalin, quien había empezado a incursionar en la apicultura con dos colmenas a modo de hobby y ante la pandemia el alojamiento que tenía se cerró y su almacén vendía poco porque también se sustentaba en el turismo. El curso le significó una oportunidad, ya que luego de varios meses incrementó de 2 a 16 colmenas y se convirtió en un trabajo en el que ya produjo 120 kilos de miel. Sigue capacitándose con otro curso que dicta el Ministerio de Desarrollo Productivo.

“En el caso mío yo hacía apicultura hace cuatro años, pero era como un hobby, tenía dos colmenas. Arranqué el curso y ahora tengo 16, y la idea es ampliar y tener 40 a 50 colmenas para diciembre. La verdad es que estuvo bueno, con el apoyo de los productores, la Municipalidad, Inta y la Provincia se pudo avanzar bastante”, afirmó.

Explicó que algunos participantes del curso pudieron cosechar miel para vender y otros esperan hacerlo a fines de este año. “Es un trabajo, ya no es un hobby, yo coseché 120 kilos de miel y ya estoy vendiendo, es un ingreso extra. Se está promoviendo en la Quebrada y se está armando lazos entre productores de Hornocal, Cianzo y Purmamarca, que no tenía idea que estaban”, afirmó Pugnalin. Explicó que en Tilcara son alrededor de 10 apicultores y ahora están en un curso que dura seis meses organizado por el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Provincia para toda la Quebrada, con cerca de 30 participantes. Ponderó que ahora producen miel de la Quebrada que se caracteriza por ser mucho más aromática.

El Tribuno