Buenas y malas en el sector avícola. El presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, Alberto Domenech, analiza la realidad de la avicultura argentina y las amenazas que atentan contra el crecimiento del negocio. La imprevisibilidad en la macroeconomía para concretar inversiones está entre los puntos más urgentes a resolver.
El directivo de Cepa, entidad que nuclea a los productores argentinos de carne aviar, advierte sobre los puntos a mejorar en el sector avícola. Entre los principales obstáculos, Domenech señala la postergación de inversiones y la falta de línea de créditos, herramientas fundamentales para aumentar la productividad y el crecimiento.
Si bien el consumo de carne avícola viene creciendo desde 2003, la pandemia provoca inconvenientes en el día a día de los productores, generando costos adicionales en el transporte y la operatoria de los establecimientos.
Por otro lado, la crisis económica dejó al descubierto las debilidades del sector, con bajas de personal, aumento de costos en soja y maíz, y adicionales en transportes.
Para Domenech, a pesar de evidenciar un crecimiento estable del consumo de carne aviar, estimado en 48 kg por habitante en 2020, se trata de un número menor a lo proyectado en los últimos cuatro años.
Respecto a la exportación avícola, las operaciones representan apenas el 11% de la producción total (250 mil toneladas). En este sentido, el directivo destaca la necesidad de incentivar las exportaciones con valor agregado.