Ecosistemas Agrícolas / Insumos Agrícolas

La fertilización, en rojo: los suelos y los cultivos necesitan “comer” más y mejor

La aplicación de fertilizantes batió un récord en la campaña pasada, pero sigue siendo insuficiente. Las brechas de rendimiento alcanzan 41% y sólo se repone 35% de los nutrientes

La fertilización, en rojo: los suelos y los cultivos necesitan “comer” más y mejor
martes 08 de junio de 2021

A 40 kilómetros al norte de Londres, en el campo Broadbalk de la estación de investigación de Rothamsted, se encuentra el ensayo agronómico con la mayor serie histórica comparativa del mundo.

En 1843, John Bennet Lawes comenzó a investigar técnicas para mejorar los rendimientos del trigo. Un siglo y medio después, el estudio continúa y permite avizorar cuáles fueron las innovaciones que permitieron pasar de un rinde promedio de apenas 10 quintales por hectárea, a picos que hoy llegan a 120 quintales.

En el marco del Simposio Fertilidad, organizado por la Asociación Civil Fertilizar, el líder científico de la Asociación Internacional de la Industria de Fertilizantes, Achim Dobermann, resaltó que el primer salto fuerte ocurrió hace 75 años. Fue cuando comenzaron a aplicarse abonos o una dosis completa de fertilizantes NPK (nitrógeno, fósforo y potasio).

 

 

“Esa estrategia permitió hasta triplicar la productividad y fue la intervención más importante en el cultivo en un siglo. Luego, la aplicación de herbicidas, la intensificación de los sistemas con más rotación de cultivos y el ajuste de las dosis de nutrientes llevó a manejos que, con altísima precisión, pueden llegar a lograr 120 quintales de trigo en secano”, ejemplificó Dobermann.

Esto, que calificó como una “revolución verde”, es un parámetro de las oportunidades que se presentan para Argentina de incrementar su producción, sin necesidad de extender la frontera agrícola.

Según Juan Pablo Monzón, investigador del Inta Balcarce y del Conicet, para 2050 se espera que la demanda de alimentos se incremente alrededor del 50 por ciento. “Si no se intensifica la producción en la superficie cultivable, nos veremos obligados a convertir valiosos ecosistemas naturales en zonas agrícolas”, evaluó.

Al respecto, aportó un dato elocuente: la brecha entre la producción actual y la potencial con una buena nutrición de suelos y cultivos es del 41 por ciento en trigo y maíz, y 32 por ciento en soja. “El nivel de fertilización actual no es suficiente y los balances indican que hay ‘minado’ de nutrientes”, resumió.

Fernando Andrade, experto en ecofisiología del Inta Balcarce, sumó otro guarismo de relevancia: una dosis promedio de urea para maíz en Argentina es de 100 kilos por hectárea, con lo que se está logrando un rinde medio de 78 quintales: si se elevara 50 por ciento esa dosis, se podrían superar los 100 quintales.

 

Mirada ambiental

Esto ocurre pese a que los productores mejoraron los niveles de aplicación de nutrientes: los datos de Fertilizar indican que en la campaña 2019/2020, el volumen fue récord, con 5,2 millones de toneladas.

“Desde 2010, el mercado de fertilizantes en Argentina creció a una tasa del 5,7 por ciento y si se achica el análisis desde 2016, fue del nueve por ciento, muy por encima del 3,2 por ciento promedio mundial”, añadió Sebastián Senesi, director de la Maestría en Agronegocios de la Fauba.

 

 

El problema es que, al haberse incrementado de manera significativa la producción de maíz y trigo, la extracción de nutrientes también creció y los niveles actuales de fertilización son deficitarios.

“Sólo estamos reponiendo 35 por ciento de los nutrientes que sacamos de los suelos. Significa que cada año perdemos unas 800 mil toneladas de nitrógeno y más de 200 mil toneladas de fósforo”, lamentó Francisco Llambías, presidente de Fertilizar.

El otro problema desde la perspectiva ambiental es que el alto uso de fertilizantes químicos aumenta los riesgos de contaminación.

Por eso, uno de los mensajes del Simposio fue el de apostar a una mejora de la nutrición, a través de la utilización de productos biológicos o inoculantes.

El investigador Alejandro Perticari, del Inta Castelar, mostró los resultados de mil ensayos realizados a nivel nacional con fertilizantes no químicos: la soja rindió en promedio un ocho por ciento más. Al respecto, Martín Díaz Zorita, coordinador del comité técnico de Fertilizar, añadió que ese mismo nivel de repuesta puede lograrse en el trigo, con el uso de bioestimulantes.

Para Dobermann, esto es la clave para un nuevo paradigma de nutrición. “Hay que encontrar la forma de desvincular la necesidad de producir más, con un mayor consumo de fertilizantes. El exceso de nitrógeno tiene consecuencias ambientales, hay que mejorar su eficiencia de uso”, resumió.

 

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