La quínoa es una semilla originaria de Sudamérica, muy utilizada en el norte del país y la región andina y con un gran valor alimentario por sus importantísimas propiedades nutricionales.
¿Cómo es la quinoa? Es un cultivo con baja demanda hídrica y ha logrado buena adaptación para su cosecha en todas las alturas, razón por la cual su contribución en la soberanía alimentaria y la lucha contra el hambre es de destacar.
La Estación Experimental Agropecuaria Hilario Ascasubi del INTA realizó el ensayo de este cultivar en una superficie de 250 hectáreas, logrando muy buen manejo de rindes, fertilización y plagas y diponibilizándolo como cultivo convencional.
“El cultivo de la Chenopodium quinoa arrancó hace más de una década. Es un cultivo interesante el del nivel del mar, en este caso, porque existen muchos tipos de quínoa. Está la del altiplano, de lugares salinos, de valles interandinos y el que nos funciona para nosotros es el del nivel del mar, el secano costero chileno”, explicó el Ing. Julio Cesar Rivas de la EEA Ascasubi.
“Lo que hicimos con la EEA de Ascasubi fue seleccionar materiales y evaluar su comportamiento. Vimos que la quinoa era un cultivo con factibilidad de desarrollo porque estos materiales al nivel del mar se adaptaban bien para todo lo que es la región subhúmeda pampeana, porque como es un cultivo estival de verano fructifica en esa época”, agregó.
El ensayo se realizó al sur de Bahía Blanca, a 1 kilómetro de distancia de esa localidad donde se puede encontrar una zona de riego cercana al Río Colorado de unas 150 mil hectáreas. El valle del Río Colorada comprende unas 550 mil hectáreas con suelos poco fértiles, donde predominan los cultivos de cebolla, girasol para semilla, maíz, trigo, semillas forrajeras principalmente de alfalfa. También se realiza ganadería intensiva.
Es en este escenario, en Viedma sobre el Río Negro y también en las cercanias de Coronel Suarez, donde se localizan zonas con mejores lluvias en el verano, donde el cultivar registró una buena performance.
“Trabajamos sobre la época de siembra los cultivares, hicimos un manejo de la fertilización, atendimos el tema de las plagas y básicamente un punto crítico que es la cosecha porque si bien es un cultivo que en el norte tiene una presencia centenaria, el manejo es más bien artesanal y lo que buscamos es una tecnología para ponerlo disponible para un cultivo convencional como el trigo”, explicó el ingeniero agrónomo.
“Afortunadamente pudimos ajustar el manejo y con el tiempo fuimos poniéndolo disponible a productores interesados”, agregó Rivas.
El especialista aclaró que se trata de un cultivo de nicho, donde los precios sufren variaciones por la propia naturaleza de su comercialización.
“No es un commoditie, el mercado no tiene la transparencia de los precios de Chicago, sino que se forman entre privados y empresarios. Todavía es un cultivo de nicho, hay presencia, pero todavía no ha alcanzado su esplendor, pero lo vemos con buenas posibilidades”, auguró.
El estudio permitió obtener resultados alentadores en etapas decisivas para el desarrollo del cultivo. Respecto del manejo de plagas, Rivas aseguró que “han habido pero todos solucionables con las tecnologías disponibles en un contexto de manejo integrado”.
Respecto de la preparación del suelo, el ingeniero confirmó que “no tiene diferencias de otro cultivo, lo hemos desarrollado en labranza convencional y también se ha realizado por propia iniciativa de los productores en siembra directa”. Las conclusiones documentadas indicaron que el mes de octubre fue el más conveniente para la siembra.
Debido a que la semilla es muy pequeña y delicada, similar a la alfalfa, se requiere precisión para no implantarla a gran profundidad para que emerja. “No tiene que estar a una profundidad grande sino a 3 centímetros. Hay que tener una sembradora de precisión y realizar un buen control de malezas porque es una especie del mismo género, chenopodium, que a simple vista no se distingue entre la maleza y la planta”, advirtió el agrónomo.
La dificultad en este aspecto se debe a que no existen herbicidas o controles químicos de malezas de hoja ancha, según confió el experto. “El único control que podemos tener es uno de tipo mecánico, entre la hilera del cultivo, para lo cual tiene que estar suficientemente separado, a unos 70 cm, para pasar una herramienta que limpie entre líneas”.
La factibilidad reside en las herramientas, que son las mismas utilizadas para un cultivo convencional, según destacó Rivas.
“Tenemos que buscar un lote suficientemente limpio y estar preparado para un control entre las hileras. No es imposible, son tips que hay que tener en cuenta. Con un cultivo convencional como el trigo, las herramientas y las cosechadoras son las mismas”.
La quinoa, contiene una gran cantidad de proteínas, superando a cualquier otro cereal. Los principales países productores son Bolivia, Ecuador y Perú, pero su cultivo se encuentra en expansión.
“Lo interesante es que más que como cultivo o producto para su consumo directo, como si fuera el arroz en distintas formas, indudablemente es un producto de una calidad alimenticia superior. Posee una cantidad de proteínas y aminoácidos en proporciones altas y hay una demanda mundial creciente”, comentó Rivas.
El proyecto realizado por la EEA Ascasubi busca incorporar el cultivo para generar subproductos de valor agregado que permitan enriquecer los hábitos alimentarios de la población.
“Los hábitos alimentarios son muy difíciles de cambiar rápidamente, pero una cosa que nosotros vemos con particular interés más que el consumo directo, es la incorporación adicional como harina. Es un pseudo cereal, tiene un uso similar a los cereales, para panificados, fideos secos, galletitas. Esto lo vemos por ahí porque el público no tiene que cambiar su hábito alimentario”, concluyó.
Agrofy News