560 kilómetros de Buenos Aires, la Comarca de Sierra de la Ventana ofrece a los visitantes una propuesta turística variada y aventurera. Desde excursiones al aire libre hasta comida delicatessen autóctona, este entorno serrano recibe a cientos de turistas durante todo el año.
La Comarca está integrada por las localidades de Saldungaray, Sierra de la Ventana, Villa Ventana, Villa Serrana, La Gruta y Tornquist. Este grupo de ciudades ofrecen caminatas, cabalgatas, escaladas y mountain bike, entre otras actividades. Compartimos ocho propuestas para conocer y disfrutar de las sierras.
El lugar ofrece múltiples propuestas de ecoturismo. Se trata de un pulmón verde de 6.700 hectáreas y numerosas especies endémicas. Para los amantes del turismo aventura, se ofrecen excursiones guiadas de alta complejidad, tales como la escalada al emblemático Hueco de la Ventana –que le da el nombre a la comarca– y el trekking a los Piletones Naturales. El lugar propone visitas al jardín botánico, las cuevas con arte rupestre y paseos por el sendero Claro Oscuro.
Se trata de un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza en familia. La estancia ofrece paseos por los campos de avena y montes de eucaliptus. Las caminatas por el bosque energético y el asado a leña son un clásico.
En un predio de 110 hectáreas entre los cerros, se imponen las ruinas del complejo que data de 1911. El edificio de 6.400 metros cuadrados se destacaba por ser el hotel más lujoso de Sudamérica con salas de casino, club nocturno, salón de conciertos, confitería, canchas de golf y de polo. En 1920, tras la crisis desatada por la Primera Guerra Mundial, el complejo debió cerrar sus puertas. En 1983, sufrió un incendio que lo dejó en ruinas.
Frente a la estación de Sierra de la Ventana se encuentra el Museo de la Trochita, conformado por la Asociación Amigos de la Trochita, declarado de interés municipal. El espacio fue creado por grupo de miembros de la localidad motivados por preservar el valor histórico de la estación ferroviaria.
El lugar cuenta con una sala iluminada por el brillo de las placas y campanas de bronce. Pueden apreciarse prolijos uniformes y el reloj de madera que años atrás anunciaba la hora de partida de las formaciones.
Este bar de cerveza artesanal invita a viajar en el tiempo. Un vagón de ferrocarril que hace 100 años transportaba manzanas desde el valle de Río Negro fue convertido en un bar museo. El espacio cuenta con planchas de hierro que reposan sobre las estanterías, fotos en blanco y negro colgando de las paredes de madera, radios a parlantes y teléfonos de baquelita. El bar ofrece salames de ciervo y quesos artesanales, entre otras picadas gourmet.
Se trata de la bodega boutique más antigua de la zona, una opción para despertar los sentidos. Desde hace 20 años, el lugar cuenta con ocho variedades de vino con características geográficas únicas. Luego de sumergirse en el proceso de elaboración, las visitas son invitadas a disfrutar de un almuerzo en su restaurante.
Entre las paredes metálicas de un viejo silo, pueden observarse las veinte hectáreas de viñedos y frutales, percibir el aroma a pimienta verde de un Cabernet Sauvignon y descubrir los tonos de cereales y de las ciruelas en el paladar. La bebida puede acompañarse con una deliciosa fondue de quesos.
Este hotel boutique ofrece los platos autóctonos más deliciosos de la comarca. Con cincuenta años de antigüedad, el restaurante se encuentra a los pies del cerro Ventana, una parada obligada para todo turista. Entre sus platos clásicos se encuentran el goulash de cordero con papas salvajes, el strudel de manzana y sus exquisitas tortas galesas.
También se destacan el Club de Golf de Sierra de la Ventana, el Fortín Pavón en Saldungaray –una postal de uno de los fortines de la Conquista del Desierto– y las imponentes obras de Francisco Salamone. Un infaltable es el Cementerio de Saldungaray, un gigante monumento de hormigón construido en medio de la llanura bonaerense.