Por Brenda Lucente
El avance del COVID-19 hizo que se desatara un conflicto no armado que hasta hace unos años parecía impensado. China y Australia siempre fueron importantes socios comerciales. No obstante, en el último tiempo se generó cierta tensión geopolítica que le brindó una oportunidad sin precedentes a nuestro país.
Fernando Vilella, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), charló en exclusiva con Agroempresario.com, en el marco de una entrevista vía Zoom, donde detalló en qué medida la Argentina puede potenciar su Marca País a partir un producto que tanto la representa, como la carne vacuna, gracias a este contexto.
“Entre China y Australia se generaron tensiones que hicieron que el país asiático, que es un destino muy importante para todas las exportaciones australianas, empiece a establecer recortes y cierres que han afectado, por ejemplo, al mercado de la cebada, que son entre seis y siete toneladas que ahora, parcialmente, está recuperando la Argentina. También disminuyeron en un tercio las ventas de carne y se produjeron conflictos en otros productos importantes como el carbón y el gas”, señaló el entrevistado.
Pese a que Australia integra la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el bloque comercial más importante del mundo, que agrupa a los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), China, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda, Vilella indicó que la realidad marca que existieron cortocircuitos que provocaron que determinados productos ingresaran con cierta dificultad al mercado chino, como el vino.
Hasta hace unos años, Australia era el principal proveedor de etiquetas de alta calidad a China. Hoy en día, las exportaciones se redujeron casi al 0%, permitiendo que la Argentina ingresara a dicho mercado, aunque con un producto de menor categoría y a granel.
“En medio de todo este enjambre, el tema de la carne vacuna es un foco de conflicto para los australianos, aunque una oportunidad para la Argentina. Hay opciones que estamos dejando de aprovechar a partir de esta problemática. El escenario mundial nos favorece mucho. China nunca importó cortes de calidad, pero ese mercado tiene un gran potencial”, declaró el exdecano de la Facultad.
Sobre este último punto, insistió en la importancia de vender toda la carne, tanto la cuota Hilton de alta calidad que va a parar a la Unión Europea (UE), como los cortes que no se consumen demasiado en nuestro país, pero tienen muy buena aceptación en China.
“La vaca descarte, es decir, aquella que no está en condiciones de seguir sosteniendo nuevas crías o que al hacer los tactos de control no está quedando preñada; o los animales que en el tambo no terminaron su ciclo, son productos de baja calidad que no se consumen acá, aunque en China tienen un importante perfil de colocación. Este año, el gigante asiático recibió el 75% de nuestras exportaciones”, explicó.
Según Vilella, el cepo a las ventas al exterior no tiene demasiada argumentación, ya que no solo no logró frenar el precio de los productos en el mercado interno, sino que también afectó a criadores y tambos, quitándoles la posibilidad de comercializar un producto que acá no se usa “más allá de los fiambres”.
“Uno tiene que vender todos los animales y cortes. Estos últimos no cuentan siempre con el mismo destino. Ese desarmar de las vacas en sus partes, hace que haya una estrategia de venta diferenciada y que cada carne vaya al mercado que más pague”, afirmó el director del Programa de Bioeconomía de la universidad más prestigiosa del país.
En sus palabras, el cierre de exportaciones “lesionó” la reputación de la Argentina como potencia exportadora, originando un malestar muy difícil de sobrellevar. Para él, la solución está en incrementar las ventas al exterior a partir de distintas estrategias. Una de ellas está relacionada con el hecho de generar más pasto para las vacas.
“Nosotros tenemos hace treinta años un porcentaje de obtención de terneros cada 100 animales en torno a los 63. Es un número muy bajo. En la Argentina hay algunos que tienen 50 y otros 80 o 90. Las diferencias son notables. Además, hay tecnología, lo que no hay es buena alimentación para vacas de cría”, subrayó.
Otro aspecto a solucionar para Vilella es el bajo peso de los animales que se sacrifican. “Nosotros tenemos medias reses en torno a los 220 kilos y podríamos tener un 40-50% más, tranquilamente. Esto requiere de un sistema financiero que colabore a la hora de sostener durante algunos meses más a las vacas en crecimiento. Asimismo, precisa de una restructuración de la industria que permita aprovechar más a fondo cada ejemplar. Una parte del negocio de la carne vacuna está en negro y eso no ayuda a formular estrategias industriales claras”, advirtió.
En este punto, anunció que existen distintos focos vinculados a aspectos productivos, industriales y comerciales, que permitirán ir accediendo de a poco a nuevos mercados internacionales.
“Hay que integrar la situación. Es factible y viable. Las cuentas nos indican que la tasa interna de todo el negocio tiene una viabilidad económica para todos los sectores importantes y generará mucho más trabajo en todo el territorio. La Argentina tiene una superficie muy apta para la producción, empresarios que saben lo que hacen y un diseño industrial acorde al crecimiento. Hacer que esto funcione no requiere de subsidios e impulsará un círculo virtuoso que le sirve al país y a las regiones productoras”, concluyó Vilella.