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Por Cintia Peralta
En un tiempo donde la sustentabilidad está fluyendo naturalmente, resulta interesante conocer aquellos proyectos locales basados en la arquitectura biológica. En este sentido, el grupo interdisciplinario DeBarro Arquitectura estudia y trabaja la construcción de viviendas combinando técnicas naturales con principios del diseño biológico.
Fundado por los arquitectos portugueses, Marco Aresta y Fábio Mendes, el equipo está integrado por profesionales que abordan la bioarquitectura aplicando diversas técnicas de construcción natural, dibujo solar pasivo, tecnologías ecológicas, arquitectura bioclimática y geometría sensible, entre otras.
Con base en El Bolsón, provincia de Río Negro, el trabajo de De Barro Arquitectura se destaca por la utilización de materiales naturales, lo que le otorga un gran diferencial a la hora de pensar la construcción de viviendas dignas, sanas y con ventajas económicas, socio-culturales y medioambientales.
Según los integrantes de esta iniciativa, el inicio de un proyecto habitacional no comienza en un boceto sino en el propio lugar de implantación de la vivienda. En esta línea, este grupo de arquitectos “da vida” a proyectos que sean armónicos con su entorno considerando a los agentes ambientales como el viento, el sol, el agua, la vegetación y la tierra (biomasa).
Aunque parezca obvio, es relevante destacar que el impacto ambiental (huella ecológica) de estas viviendas es mucho menor que en otro tipo de construcciones ya que, partiendo de materiales naturales, no se agrede el paisaje sino que por el contrario se logra que las viviendas se integren a él.
De esta manera entra en juego el segundo elemento: la forma. Desde el grupo de arquitectos consideran a las viviendas como “organismos vivos” que van adaptando sus condiciones y ambientes e integrándose al paisaje.
Por otro lado, el pilar de esta iniciativa son los materiales naturales, sanos y locales. Elementos como la tierra (adobe y bloque de tierra comprimida), la paja (paja encofrada y fardos), la caña y la madera (tabique y quincha) que hacen de la construcción de viviendas un proceso integrado, simbólico y seguro.
Cabe resaltar que estos materiales no contaminan ni impactan sobre la salud y el bienestar de los constructores ni de las personas que la habitarán. Luego de su vida útil, se espera que estos elementos puedan ser reutilizados en nuevas construcciones.
Se trata de una vivienda unifamiliar construida en El Hoyo de Epuyén, provincia de Chubut. Con un diseño solar pasivo, se realizó bajo un formato de autoconstrucción y talleres de formación profesional entre 2015 y 2019.
Las técnicas utilizadas fueron: muros portantes y aislantes de adobe y techos de estructuras abovedadas en adobe y ladrillo. Respecto a los materiales, se utilizó: madera, paja aserrín, arcilla, estiércol y pinturas naturales.
Teniendo en cuenta la crisis habitacional en nuestro país, De Barro Arquitectura se abocó al desarrollo de viviendas económicas universales, sostenibles y a bajo costo. Para esto, el arquitecto Marco Aresta junto al albañil Jorge Belanko impulsan un Módulo Orgánico en tres versiones para la autoproducción de casas en base a trabajos cooperativos, horizontales y asociativos.
En este caso, el enfoque está puesto en acercar la arquitectura biológica a toda la población argentina que carezca de recursos para acceder a una vivienda digna. En este sentido, las construcciones poseen una capacidad de adaptación a diferentes superficies y climas manteniendo sus condiciones de eficiencia energética.
El equipo de Debarro Arquitectura brinda talleres y cursos de formación en arquitectura biológica.
Para acceder a próximas capacitaciones en Argentina ingrese al siguiente link:
