Marcela Veroqui - Food Marketing Atlantico & Sector Leader Case Ready, Retail & E-commerce de Sealed Air
Uno de los grandes desafíos del mundo es encontrar una solución al desperdicio de alimentos. Se estima que el 40% de la comida que se produce en el mundo nunca se consume y precisamente con esa cantidad se podría alimentar a 3 mil millones de personas.
Para el año 2050 se espera que la población sea más de 9 mil millones, 2 mil millones más de lo que somos hoy. Una de las cifras más alarmantes es que la cantidad de alimentos que vamos a necesitar durante los próximos treinta años va a ser igual a la cantidad de alimentos que se produjeron durante los últimos ocho mil años. El planeta no sólo tendrá que proveer los recursos para la población, sino que a su vez absorber los desechos que se producen.
Según el trabajo “Desperdicio de alimentos en supermercados y autoservicios de Argentina: Causas y estimaciones”, realizado por We Team, Consumer Goods Forum, GS1 Argentina, en Argentina, durante el 2019, en supermercados y autoservicios, hubo una merma operativa de 4,76% que equivale a unas 123.434 toneladas y a un impacto económico muy importante. Esto indica que, durante ese año, por cada $100 vendidos en este segmento, se dejaron de recibir $4,76. Las principales causas que generaron esta merma operativa en el 2019 fueron, devoluciones, desperdicios, vencimientos, roturas, robo identificado, entre otras. Los artículos más afectados fueron principalmente pollo, bananas, tomate redondo, carne vacuna, y productos lácteos.
En ese marco en el cual la sociedad deberá reducir los desperdicios de alimentos aparecen el pollo y los vegetales, entre otros alimentos, con los niveles más altos de productos que se echan a perder y no llegan a consumirse.
Por tal motivo, el equipo de Sealed Air Argentina, a través del material de envasado Odor Scavenging, brindó una respuesta a varios de los desafíos que el sector avícola enfrenta al momento de envasar y distribuir el pollo fresco. Esta innovación fue presentada a Granja Tres Arroyos quien fue el primer procesador avícola en adoptarla para el mercado argentino. El éxito de esa solución generó una nueva presentación en el segmento de pollo fresco, con un envase en termoformado flexible al vacío, que le permite extender la vida útil del producto de manera natural, sin aditivos y con la valiosa particularidad de que el producto tenga una mejor experiencia de compra ya que el material de envasado absorbe los gases que elimina la proteína del pollo y que causan olor desagradable del producto aun cuando esté en óptimas condiciones de consumo. El resultado es un paquete seguro, a prueba de fugas y que protege al producto manteniendo su calidad de origen por más tiempo y protegiéndolo de eventuales contaminaciones durante todo el ciclo comercial
Está claro que el packaging contribuye a proteger las cualidades de los productos y extender su vida útil a lo largo de la cadena de distribución, colaborando también a reducir el impacto que el desperdicio de alimentos causa en el medio ambiente y la economía
Y si pensamos ya en el futuro, y por qué no hacerlo, otro beneficio que se observará es que el envase de alimentos estará conectado directamente a la información, digitalizar la información de la cadena de producción de cada alimento permitirá que el consumidor pueda acceder a ella, así como hoy sucede por ejemplo cuando hacemos una compra online.