El precio internacional del café, al igual que el de muchos otros alimentos, aumentó principalmente por dos razones: por un lado, por el crecimiento de la demanda tras la reactivación de la economía, luego de un 2020 diezmado por el COVID-19; y, por el otro, por la incidencia de factores climáticos en la cosecha.
En efecto, las heladas en Brasil –el mayor productor y exportador de café a nivel mundial– hicieron que se dispararan los precios en Nueva York a sus valores máximos en siete años. De esta manera, en el mercado de futuros de EE.UU., los precios del café aumentaron un 20% en los últimos diez días de julio, acumulando una suba del 53% en el mes.
La semana pasada, distintas regiones del gigante sudamericano sufrieron las consecuencias de una inusual ola polar, con heladas que perjudicarían entre 150.000 y 200.000 hectáreas.
De acuerdo a las proyecciones del gobierno brasileño, el fenómeno afectaría al 11% del cultivo de arábica. Vale destacar que la cotización del café arábigo, que es el principal grano utilizado por compañías como Nestlé y Starbucks, subió un 48% en lo que va del año.