Cuando uno piensa en recuerdos de la infancia, seguramente uno de los más preciados sea el aroma a esa especialidad de la abuela, ese sabor único que es imposible de imitar. Marcela Baz y Oscar Aboy se animaron al desafío: querían elaborar mermeladas caseras que hicieran que el consumidor reviviera esas experiencias.
Así fue como, hace más de veinte años, compraron una finca de 17 hectáreas en la localidad bonaerense de San Pedro, una zona prolífera para la producción de frutales. Allí tienen durazneros, ciruelos, naranjos, quinotos y limones, entre otras plantaciones.
El Brocal de San Pedro, nombre con el que bautizaron a la marca, ofrece dos líneas de productos: por un lado, la tradicional, que es justamente la que retrotrae al sabor de la mermelada de la abuela; por el otro, la llamada Pura Fruta, que sacaron cuando empezó la tendencia a lo light.
En diálogo con Agroempresario.com, Oscar explicó que el secreto es que la fruta se trabaja a mano. “No se hace la mermelada de una pulpa, sino que troceamos la fruta o la ponemos entera”, contó.
La línea tradicional se elabora únicamente con fruta y azúcar y no tiene conservantes. “Son mermeladas que tienen una proporción de fruta superior al 55%, que es la calidad considerada extra en Europa”, afirmó.
En cambio, en la línea Pura Fruta se utiliza jugo de uva para endulzar. Al igual que la tradicional, tampoco tiene conservantes ni edulcorantes artificiales. Según Oscar, se trata de un producto premium, bastante gourmet, que no abunda en el país.
Desde 2002, las mermeladas de El Brocal de San Pedro se consiguen en las grandes cadenas de supermercados de la Argentina. Si bien es una de las marcas de mermeladas gourmet más vendidas en CABA y Gran Buenos Aires, también cuenta con una amplia cobertura en el resto del país a través de distribuidores.
Consultado por la posibilidad de expandir la producción, Oscar fue tajante: “Cuando uno tiene un emprendimiento siempre tiene ganas de hacer más, siempre invierte”. En ese sentido, mencionó que el año pasado realizaron una gran inversión en maquinaria.
Si bien reconoció que cuesta mucho que los productos se hagan conocidos en el exterior, se mostró orgulloso por haber podido realizar dos embarques a Estados Unidos. El camino fue largo: primero tuvieron que conseguir el certificado de inocuidad alimentaria FSSC 22.000, que rige a nivel mundial; después, la adaptación a la normativa les llevó casi dos años.
En los últimos años, a raíz de una mayor concientización y de la búsqueda de una alimentación que sea cada vez más saludable, hubo un auge en la comercialización de productos libres de gluten. Sin embargo, empresas como El Brocal pueden jactarse de haber tenido esta certificación desde sus inicios, aunque en determinado momento se vieron obligados a interrumpirla por el alto costo. Por suerte, desde hace cuatro o cinco años, solamente se debe abonar el análisis de los productos porque el resto de los trámites son gratuitos.
Además de tener presencia en los supermercados y en los negocios minoristas, la firma abastece a gran parte de las cadenas de café y hoteles de Buenos Aires y Rosario, que debieron cerrar sus puertas por la llegada del COVID-19. “Esa clientela dejó de consumir de un momento al otro, con lo cual hubo una baja en la venta”, indicó Oscar.
Por otro lado, al tener presencia en las cadenas nacionales, debían amoldarse a los precios congelados impuestos por el Gobierno. “Una pyme está en el medio de los grandes que no te aceptan un aumento de precio cuando hay una inflación del 40% anual y los proveedores, que si no les pagás no te abastecen”, explicó.
Por ese motivo, tuvieron que dejar de comercializar en la mayoría de los supermercados, ya que los obligaban a vender más barato de lo que les costaba. Pese a que de a poco están empezando a volver a las cadenas, en ese momento no les quedó otra salida que reestructurar los canales de venta.
Es imposible negar que, como la mayoría de las pequeñas y medianas empresas, la pasaron mal desde el comienzo de la pandemia. Sin embargo, Oscar aseguró que la situación los fortaleció como marca, ya que pudieron llegar con más cantidad de distribuidores y comercios al público.