La histórica crisis hidrológica transita la Argentina pone en jaque a la generación de energía. La bajante sin precedentes del río Paraná y el déficit de lluvias en la Patagonia amenaza el funcionamiento de represas hidroeléctricas y de centrales termoeléctricas y nucleares del Nordeste y Sur del país. La dramática situación de Neuquén.
Bajo un horizonte de alerta, las previsiones meteorológicas para los próximos meses distan de ser alentadoras. A pesar de esto y, contra todo pronóstico, desde la subsecretaría de Energía Eléctrica nacional afirman que no existe riesgo de estrés eléctrico.
En lo que va del año las mayores represas hidroeléctricas vieron reducida su operatividad en un 50%, entre ellas Yacyretá, Salto Grande y Chocón. La falta de agua también se hace sentir en la Cuenca del Comahue donde las represas más afectadas son las de El Chocón-Arroyito, Alicurá, Piedra del Águila, Banderita y Pichi Picún Leufú.
Por otro lado, la escasez de agua se convirtió también en un problema para la operación de las centrales termoeléctricas y las centrales nucleares de Atucha I y Atucha II, ubicadas a la vera del río Paraná. La misma situación se repìte en centrales térmicas como las de San Martín, Vuelta de Obligado y San Nicolás.
En las últimas horas el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez , declaró la emergencia hídrica y productiva por seis meses. En este sentido, desde el ministerio de Producción de la provincia avanzan en la ejecución de obras para potenciar el acceso a agua potable para riego y desarrollo industrial.