Por Agroempresario.com

El Valle de Río Negro y Neuquén es, por excelencia, la principal zona productora de peras y manzanas del país. Según el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Marcelo Loyarte, quien participó de una entrevista exclusiva con Agroempresario.com, si las condiciones macroeconómicas acompañan, la región tiene todo para seguir desarrollándose.

“La temporada 2020/21 inició con algunas dudas en relación al volumen de producción que íbamos a lograr, porque de entrada tuvimos retrasos en los tiempos de cosecha. Finalmente, logramos índices similares a los del año pasado. En términos comerciales, veníamos de un 2020 muy bueno a pesar de la pandemia y la incertidumbre en relación a los mercados internacionales”, nos contó el representante de la Cámara al referirse a la última campaña.

En sus palabras, la temporada fue muy buena, pese a que a nivel local cayó notablemente la demanda. Internacionalmente, la colocación fue similar a años anteriores.

“Tuvimos una leve caída en la exportación de peras, en manzanas mantuvimos los mismos niveles. Generalmente, la mayor parte de lo que producimos en relación al primer cultivo se exporta, mientras que el segundo es más popular en el mercado local. Nosotros exportamos casi el 30% de nuestras manzanas, otro 35-45% va al mercado interno y el resto a la industria del jugo”, expresó.

En este sentido, Loyarte declaró que hubo un redireccionamiento en las exportaciones de manzanas, mostrando excelentes señales de crecimiento en países de la región como Ecuador, Colombia, Bolivia, Paraguay y Perú, sin contar a Brasil, nuestro principal socio comercial. 

“En la producción y exportación de manzanas y peras al mundo y la venta al mercado interno, siempre salimos con la idea de ser proveedores confiables. Esto significa no solo vender fruta de calidad, sino también sana y saludable. Aquello que exportamos recibe el mismo tratamiento que lo que comercializamos acá. La oferta es sumamente confiable, ya que seguimos los parámetros más exigentes a nivel global”, planteó el director ejecutivo de CAFI.

En esta línea, narró que dentro de la región, el Centro de Investigación y Asistencia Técnica a la Industria (CIATI), realiza en su laboratorio las muestras y autocontroles necesarios para poder exportar fruta al exterior. Debido a que generalmente peras y manzanas se destinan a mercados muy exigentes, las partidas se controlan de forma exhaustiva antes de cada embarcación.

Para que el producto final sea sano y de alta calidad, se empezó a reemplazar el uso de plaguicidas químicos por herramientas de combate más amigables con el entorno.

Mercado interno vs mercado externo

De acuerdo a lo que indicó Loyarte durante la entrevista, la manzana del Valle se destina principalmente al mercado interno, mientras que la pera suele venderse más en el exterior (60%).

“De por sí, esta última fruta tiene un consumo per cápita muy bajo en el mundo. En los países donde es muy popular ronda los 4 kilos al año, en la Argentina la cifra es de apenas 1,7 kilos. Si bien nuestra producción es muy fuerte, indudablemente termina exportándose”, señaló el director ejecutivo de CAFI.

En total, la región produce aproximadamente 1.200.000 toneladas de fruta en niveles muy parejos: un 50% corresponde a peras y otro 50% a manzanas. La diferencia radica en los destinos de cada uno de los cultivos.

Para poder apuntalar el desarrollo del área, Loyarte aseguró que es súper necesario estimular el financiamiento para la inversión. “Hay que inyectar recursos. Los resultados se ven a largo plazo. Para invertir en una chacra, hablamos de no menos de US$20 mil por hectárea. A ese esfuerzo financiero hay que darle tiempo para generar un retorno. Esto se relaciona con el acondicionamiento del suelo, la plantación y las estructuras para llevar adelante la actividad”, detalló.

Según él, contar con dicho financiamiento es vital para que la fruticultura sea sustentable desde el punto de vista económico y se generen buenas variedades y plantaciones.

“El tema es poder disponer de la tecnología necesaria para llevar adelante la actividad. En términos de posibilidades de crecimiento, la Argentina tiene muchísimo potencial. El Valle llegó a producir 1.600.000 toneladas de fruta, hoy estamos en 1.200.000. Podríamos volver a los volúmenes anteriores y desarrollarnos en mercados como China, India, Argelia y México. Lo difícil es negociar los aranceles de importación. Los actuales nos restaron mucha competitividad”, pronunció.

A fin de avanzar en términos productivos, Loyarte manifestó que es necesario fomentar el financiamiento a mediano y largo plazo para inversiones en capital y renegociar con los mercados más importantes para superar tanto la barrera de los aranceles, como la de los protocolos fitosanitarios.

Estructura del Valle

“Hoy en Valle hay grupos empresariales nacionales fuertes e importantes, que representan cierta locomotora. Es decir, traccionan las inversiones y la apertura de los mercados. Por otro lado, hay muchos productores independientes que tienen sus propias plantaciones y centros de empaque y se dedican a la comercialización hacia el mercado interno y externo”, reveló Loyarte.

En sus palabras, la región está repleta de productores jóvenes que quieren seguir desarrollándose en el rubro. “El panorama es muy alentador. La mayoría apuesta a seguir produciendo fruta de alta calidad. En la zona hoy conviven grandes empresas y pequeños productores integrados independientes que ojalá puedan sostenerse y crecer”, agregó.

Sobre el final de la charla, el directivo de CAFI expuso que si las condiciones macroeconómicas acompañan, el Valle tiene todo para continuar por la senda del desarrollo. “Aquí aún se conserva la cultura del trabajo y la inversión. Nuestra actividad es muy noble y tiene muchísimo potencial. Solo falta que se den las condiciones para que la inversión fluya”, concluyó.