Por Agroempresario.com
Hacia fines de 2008, Gonzalo Perrin, quien por entonces tenía solo 22 años, decidió lanzarse a la aventura del emprendedurismo junto con su padre y un socio capitalista. En aquel momento, hacer crecer su empresa de galletitas, Pasticcino, y generar fuentes de empleo genuino en su ciudad natal, O’Higgins (Buenos Aires), eran dos de sus mayores anhelos.
Hoy, 13 años después, puede decir que su sueño se hizo realidad. La pyme que creó a pulmón se convirtió en un verdadero referente en el sector alimenticio, abasteciendo la demanda de grandes cadenas como Cabrales, Café Martínez, Full YPF y Starbucks, entre otras.
En diálogo con Agroempresario.com, el emprendedor detalló cómo fue concebida la marca y cuáles son sus principales estrategias para seguir posicionándose tanto en el mercado local como en el de Brasil, donde también posee su propia planta de producción.
“Pasticcino arrancó como un proyecto muy simple: nosotros producíamos productos específicos para compañías de café. En un principio hacíamos solo esas galletitas que te dan en las cafeterías para acompañar la infusión. La empresa nació en O’Higgins, que es el pueblo donde vivimos. Los primeros pasos fueron ‘caseros’, por así decirlo, ya que cocinábamos todo en el horno de mi casa. Al mismo tiempo, realizábamos las habilitaciones correspondientes para tener nuestra propia planta de fabricación de alimentos. Fue un proceso muy lindo, al que le pusimos muchísima garra”, declaró Perrin al comienzo de la charla.
La planta donde se elaboran las delicias gourmet de Pasticcino cuenta con hornos, amasadoras y moldeadoras para galletitas. Según nos relató Perrin, uno de los principales propósitos que impulsó al equipo fundador a trabajar día a día en la iniciativa, fue la necesidad de generar puestos de empleo genuinos para los habitantes de O’Higgins, sobre todo en lo que respecta a la mano de obra femenina.
“Acá, generalmente los hombres se resuelven muy bien con las labores de campo. En cambio, muchas mujeres terminan trabajando de manera informal. A nosotros nos motiva un montón seguir desarrollando nuestra planta para recibir mano de obra femenina en la zona”, aseguró.
Una vez que la empresa fue perfilándose, Perrin pidió un crédito para comprar la maquinaria necesaria para envasar los paquetes unitarios, que en un principio creyó que no podría pagar jamás. Sin embargo, Pasticcino nunca dejó de crecer.
“Gracias a la compra de la envasadora, pudimos ganar clientes importantes, ya que además teníamos todas las habilitaciones necesarias para producir. En ese momento, empezamos a trabajar con distribuidoras de café y determinadas cafeterías que nos permitieron desarrollar mejor el negocio e incorporar personal. Hoy contamos con diez envasadoras automáticas e ideamos un montón de productos más allá de las galletitas para acompañar el café: vendemos cookies tipo americanas, alfajores, cuadrados de limón y waffles”, pronunció el empresario.
Actualmente, en la planta trabajan cerca de 25 operarios, una nutricionista y un ingeniero en alimentos. Aparte de ser un actor importante en el escenario local, Pasticcino exporta sus productos a Paraguay y Uruguay. Se prevé que en breve también desembarque en Chile.
En Brasil, la empresa cuenta con su propia planta de producción. De acuerdo a lo contado por Perrin, el proceso de llegada al país vecino requirió de mucho esfuerzo, debido a que si bien el mercado local es muy similar al brasileño, el hecho de que los clientes hablen un idioma distinto supuso todo un desafío para el equipo.
“Fue un sacrificio muy grande llegar allá. Hicimos muchos viajes. Abrir una fábrica nueva en un país distinto implica aprender otro idioma, salir a la calle, contratar empleados y buscar proveedores. Por suerte el proyecto se encaminó y hoy contamos con grandes clientes como Shell, Petrobras, Starbucks, Café Dupont y Pilhão, entre otros. La experiencia viene siendo muy buena”, narró el entrevistado.
Los productos de Pasticcino se elaboran con insumos nacionales de primerísima calidad. Para Perrin, al tratarse de panificados, su producción es relativamente simple. No obstante, el proceso de fabricación del waffle tipo holandés es un poco más complejo.
“Somos el único fabricante de Argentina. Requiere de un relleno de caramelo que es más difícil de lograr que otras preparaciones. En la planta de O’Higgins contamos con amasadoras, moldeadoras, hornos y envasadoras, buscando realizar un producto de primer nivel. En algunas recetas empleamos la misma materia prima que hace diez años, ya que no queremos que la marca pierda su esencia. No porque las galletitas se sirvan con el café, tienen que ser de mala calidad. Todo lo contrario: su impacto debe ser muy fuerte, ya que el consumidor va a comer una sola y pequeña”, aclaró el empresario.
Si bien a lo largo de la entrevista Perrin se enfocó en los momentos positivos de la empresa, también habló de su funcionamiento durante el período más duro de la pandemia, tiempo en el que Pasticcino tuvo que reinventarse.
“La pandemia nos agarró atendiendo prácticamente al 100% el mercado de la cafetería. Tanto restaurantes como cafés permanecieron cerrados por muchos meses. Así que tuvimos que replantear la operativa de la marca. Hoy en día no solo le vendemos a cafeterías, sino que abrimos un nuevo canal en dietéticas y distribuidores gourmet. Por este motivo, en la postpandemia logramos agrandar la planta para abastecer la demanda de todos nuestros clientes. En el transcurso de 2021 tomamos a seis personas. Pasamos de un año de sequía a otro con muchísimas expectativas”, manifestó el emprendedor.
Según él, el valor agregado de la marca es que fabrica productos de calidad gourmet que vende en estuches listos para consumir. “Tal vez eso sea un poco difícil de encontrar en procesos industriales”, aclaró.
En este sentido, destacó que aunque existen muchas pastelerías buenas en todo el país, la vida útil de los alimentos que elaboran suele ser bastante corta. Pasticcino, en cambio, ofrece productos duraderos que se fabrican sin ningún tipo de conservantes.
“De toda nuestra línea, hay un solo artículo que los tiene, que es el waffle tipo belga, cuya humedad es muy alta. Nuestro valor agregado es brindar alimentos ricos y listos para consumir. Nosotros logramos industrializar un producto que mantiene la originalidad de lo artesanal”, señaló.
De acuerdo a Perrin, la experiencia de café propuesta por Pasticcino tiene un antes y un después de la pandemia.
“Previo al COVID-19, Pasticcino abastecía la demanda de grandes marcas. En la fábrica se realizaban los productos solicitados y se entregaban con el packaging correspondiente a cada cliente. La experiencia brindada dependía de la cafetería o restaurante donde el público consumiera los productos de la empresa. Hoy, pospandemia, más allá de que ese canal sigue abierto, lanzamos la marca para el consumidor final a través de las tiendas gourmet y los negocios de delicatessen. Nuestro objetivo es que cuando alguien piense en tomar un café en casa, lo haga con una galletita de Pasticcino”, planteó.
Quienes trabajan en Pasticcino tienen previsto lanzar varios productos en los próximos meses. Los más cercanos que aparecen en la agenda son los que corresponden a la temporada navideña.
“El año que viene tenemos previsto lanzar algunos productos húmedos, como brownies y muffins. También alimentos de batido y pastelería. Por otra parte, queremos entrar en supermercados y seguir potenciando nuestra tienda online, que actualmente llega a todo el país”, anticipó Perrin.
“Sé que son momentos difíciles para las empresas y los emprendedores, pero vale la pena esforzarse. Si hay alguien del rubro está leyendo o escuchando esta charla, quiero darle fuerza para que se juegue por sus proyectos y busque un motor que lo empuje a seguir adelante. Nuestro motor es generar empleo genuino en O’Higgins. Eso nos ha llevado a superar numerosos obstáculos que aparecen día a día. En pandemia estuvimos casi cinco meses sin ventas, pero acá estamos. Mantuvimos todos los puestos de trabajo. Si uno le dedica tiempo, trabajo y corazón a un emprendimiento, termina funcionando. Creo que el año que viene va a ser muy bueno”, expresó Perrin.