Precios nunca ántes vistos y crisis energética. El negocio global de los fertilizantes atraviesa una “tormenta perfecta” que podría afectar seriamente a los cultivos en 2022.
La crisis energética en China, uno de los principales productores mundiales de fertilizantes nitrogenados y fosfatados, impacta de lleno en la matriz industrial global. En un contexto de “alerta agronómica”, el gobierno chino estaría considerando restringir las exportaciones de ese insumo agrícola para asegurar reservas internas.
Sumado a esto, la crisis energética generada por la pandemia de Covid-19 disparó los valores internacionales del gas natural, un insumo crítico para la elaboración de los fertilizantes nitrogenados.
Afortunadamente, Argentina cuenta con producción propia de fertilizantes nitrogenados. No obstante, en el caso de los fosforados el sector depende en un 100% de la importación.
Esto representa un problema, teniendo en cuenta que el gobierno nacional impuso restricciones crecientes a las importaciones de bienes. Sin embargo, la buena noticia reside en que la mayor parte de las empresas agrícolas locales ya adquirieron o comprometieron el fertilizante necesario para sembrar maíz de primera y de segunda en el ciclo 2021/22.
La incógnita parece estar ahora en la planificación de la campaña de trigo y cebada 2022/23 (febrero/marzo), dado que los precios de ambos cereales -deprimidos internamente por derechos de exportación y retenciones cambiarias- podrían quedar notablemente desajustados de los costos de producción.