La producción de miel, el oro líquido fabricado por las abejas, podría sufrir una importante merma en los próximos años. Al menos, así lo asegura la organización Greenpeace.
Según el colectivo, las abejas son una de las especies animales más importantes a nivel mundial. Precisamente de ellas depende la polinización de las plantas, un proceso "vital para nuestra alimentación y para la biodiversidad". Sin embargo, estos insectos están desapareciendo.
Entre los factores que amenazan la continuidad de las abejas en el planeta se encuentran la pérdida y deterioro de hábitats, la agricultura industrializada, el uso de plaguicidas y el impacto del cambio climático. "El 40% de los polinizadores invertebrados, en particular abejas y mariposas, se enfrentan a la extinción. En Europa, el 37% de las poblaciones de abejas están disminuyendo, un claro ejemplo de que el modelo agroalimentario predominante nos está llevando a un callejón sin salida".
A corto plazo, el primer paso para seguir disfrutando de este dulce viscoso con propiedades medicinales y antioxidantes es "prohibir los productos tóxicos para las abejas actualmente en uso, y hacer que la evaluación de riesgos de los plaguicidas sea mucho más estricta. La solución definitiva es la adopción de la agricultura ecológica como única vía para una producción de alimentos respetuosa con todos los habitantes del planeta".
Con ella se obtienen alimentos a partir de sustancias y procesos naturales, garantizando a su vez la protección del suelo, el agua y el clima y evitando la contaminación del medioambiente con agroquímicos ni transgénicos.
La miel no es el único producto que se encuentra en peligro de extinción. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de unas 100 especies de cultivos que aportan el 90 % de los alimentos a nivel mundial, 71 de ellos son polinizados por abejas.