El INTA investiga y promueve esta alternativa al uso de los antibióticos por su eficiencia y beneficios. El caso exitoso de Granja Tres Arroyos.
Hierbas, especias y aceites esenciales componen el listado de fitoquímicos destacados por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes que se emplean en la alimentación animal para aumentar la productividad sin usar antibióticos. Algunas especias se han utilizado históricamente con fines medicinales, desde la Edad Media hasta los ensayos clínicos actuales.
Abunda la evidencia científica que respalda su uso y destaca los beneficios de las alternativas a los antibióticos en un contexto en el que urge la transición hacia sistemas más sustentables, en línea con el ambiente y las nuevas exigencias de los mercados internacionales y de los consumidores.
“Hay otra forma de producir alimentos”, subraya Mariano Fernández Miyakawa –investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar y coordinador del Proyecto Disciplinario “Resistencia a los antimicrobianos y desarrollo de alternativas”–.
Para el especialista, en salud animal es “clave” la prevención a partir de las buenas prácticas, el bienestar animal, el uso correcto de las vacunas y la adecuada selección de aditivos en los alimentos que permitan sustituir el uso innecesario de los antibióticos.
Asimismo, subrayó la importancia de “tomar conciencia sobre los riesgos del abuso y mal uso de los antibióticos en los animales de producción” y recalcó que “su uso debe estar limitado para tratar animales enfermos y eliminarlos totalmente como promotores del crecimiento de las dietas”. Frente a este contexto, los fitoquímicos toman un protagonismo clave en los sistemas productivos.
De acuerdo con Fernández Miyakawa, “los efectos beneficiosos de los fitoquímicos se atribuyen, en gran parte, a sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes”. En esta línea, no dudó en asegurar que “incluirlos en las dietas modula la microbiota intestinal y reduce los metabolitos tóxicos en el intestino, lo que resulta en un alivio del desafío intestinal y el estrés inmunológico, mejorando así el rendimiento”.
Otro efecto beneficioso al que hizo referencia el investigador el INTA es que producen una reducción del estrés oxidativo en varios tejidos, una reducción del desafío microbiano y, por lo tanto, mejora de la salud de los animales.
Hierbas, especias y aceites esenciales componen el listado de fitoquímicos destacados por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes que se emplean en la alimentación animal para aumentar la productividad sin usar antibióticos. Algunas especias se han utilizado históricamente con fines medicinales, desde la Edad Media hasta los ensayos clínicos actuales.
Abunda la evidencia científica que respalda su uso y destaca los beneficios de las alternativas a los antibióticos en un contexto en el que urge la transición hacia sistemas más sustentables, en línea con el ambiente y las nuevas exigencias de los mercados internacionales y de los consumidores.
“Hay otra forma de producir alimentos”, subraya Mariano Fernández Miyakawa –investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar y coordinador del Proyecto Disciplinario “Resistencia a los antimicrobianos y desarrollo de alternativas”–.
Para el especialista, en salud animal es “clave” la prevención a partir de las buenas prácticas, el bienestar animal, el uso correcto de las vacunas y la adecuada selección de aditivos en los alimentos que permitan sustituir el uso innecesario de los antibióticos.
Asimismo, subrayó la importancia de “tomar conciencia sobre los riesgos del abuso y mal uso de los antibióticos en los animales de producción” y recalcó que “su uso debe estar limitado para tratar animales enfermos y eliminarlos totalmente como promotores del crecimiento de las dietas”. Frente a este contexto, los fitoquímicos toman un protagonismo clave en los sistemas productivos.
De acuerdo con Fernández Miyakawa, “los efectos beneficiosos de los fitoquímicos se atribuyen, en gran parte, a sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes”. En esta línea, no dudó en asegurar que “incluirlos en las dietas modula la microbiota intestinal y reduce los metabolitos tóxicos en el intestino, lo que resulta en un alivio del desafío intestinal y el estrés inmunológico, mejorando así el rendimiento”.
Otro efecto beneficioso al que hizo referencia el investigador el INTA es que producen una reducción del estrés oxidativo en varios tejidos, una reducción del desafío microbiano y, por lo tanto, mejora de la salud de los animales.
Incluir fitoquímicos en las dietas modula la microbiota intestinal y reduce los metabolitos tóxicos en el intestino, lo que resulta en un alivio del desafío intestinal y el estrés inmunológico, mejorando así el rendimiento.
Asimismo, explicó que “los fitoquímicos también ejercen su acción a través de efectos inmunomoduladores y anti-inflamatorios, que incluyen efectos sobre la proliferación de células inmunes, la modulación de citocinas y el aumento de los títulos de anticuerpos específicos”.
Como si todo esto fuera poco, potencian la inmunidad innata en las aves de corral. Hay abundante evidencia científica que muestra que algunos fitoquímicos tienen una gran capacidad para mejorar la defensa del huésped contra las infecciones bacterianas, parasitarias y virales.
También hay estudios que documentan los efectos beneficiosos de los fitoquímicos en el control y la prevención de las enfermedades aviares tales como la enteritis necrótica (NE) y la coccidiosis que, tradicionalmente, han sido controladas con medicamentos antimicrobianos en el alimento.
Además, numerosas investigaciones confirman las propiedades antimicrobianas y antioxidantes de los fitoquímicos. Así, por ejemplo, se demostró que, alimentar pollos con cinamaldehído (un compuesto orgánico responsable del sabor y del olor característico de la canela) mezclado con timol (sustancia presente en el tomillo y el orégano) mejora la ganancia de peso corporal en pollos de engorde.
A su vez, hay evidencia científica que señala que ciertos aceites esenciales como el timol y los del anís pueden mejorar la eficiencia productiva, como se ve por la reducción del índice de conversión alimenticia. Asimismo, determinados polifenoles, taninos y saponinas aumentaron la resistencia a enfermedades entéricas como la coccidiosis y la enteritis necrótica.
“A pesar de que, por un lado, hay sobradas pruebas que confirman las propiedades antimicrobianas y antioxidantes de los fitoquímicos, y se reconocen por su eficacia y ventajas productivas a campo, todavía no se conocen con precisión los mecanismos de acción”, reconoció Fernández Miyakawa.
INTA