María Soledad Aramendi: “Es prioritario que el gobierno forje expectativas sólidas de crecimiento económico a través de políticas”

En una entrevista en exclusiva para Agroempresario.com, dialogamos con la presidenta de la Sociedad Rural de Rosario acerca de la situación del sector en el actual contexto político y económico

María Soledad Aramendi: “Es prioritario que el gobierno forje expectativas sólidas de crecimiento económico a través de políticas”
miércoles 02 de marzo de 2022

Por Agroempresario.com

 

En diciembre de 2021, María Soledad Aramendi se convirtió en la primera presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, entidad fundada hace 125 años. 

Oriunda de Villa Cañas, Santa Fe, e hija de un productor agropecuario, a los 20 años, mientras estudiaba en la universidad, tuvo que encargarse de su empresa familiar debido a las inundaciones que estaban sufriendo, sumado a la crisis económica y política que estaba atravesando el país en 2001.

De a poco, y tal como lo había hecho su padre, fue participando en la Sociedad Rural de Rosario, primero desde el Ateneo para luego ocupar cargos en la comisión directiva y llegar a la presidencia.  

 

- Soledad, sos presidenta de la SRR y fuiste la primera mujer en ocupar ese cargo. ¿Cómo fue tu camino hasta entonces?

Soy la actual presidente de la Sociedad Rural de Rosario desde diciembre de 2021 y la primera mujer que ocupa ese cargo en 126 años de actividad de la entidad. Comencé a participar en el Ateneo de jóvenes hacia 2012 y, dos años más tarde, fui designada secretaria de la Comisión Directiva, luego vicepresidente y finalmente presidente. En síntesis, ha sido un trabajo continuo de activa participación en la entidad a nivel local, provincial y en instituciones afines, que implica un continuo aprendizaje y crecimiento personal en esta institución centenaria que representa a los productores agropecuarios.

 

- La SRR es una de las instituciones más antiguas del país, ¿siempre estuviste vinculada a ella?

Nací en una familia vinculada a la producción agropecuaria; mi papá participaba en el INTA y otros familiares estaban en la actividad gremial de la zona, dándome un ejemplo de participación. 

Con el correr de los años, al pasar por inundaciones históricas y ya a cargo de la administración y producción del campo familiar, me empecé a relacionar con la institución por una necesidad de estar informada, vincularme con pares y poder compartir los problemas de la actividad y la zona. 



Hasta ese momento, me había dedicado a mis estudios universitarios, primero medicina y luego arquitectura donde trabajé en proyectos urbanísticos, en forma paralela a la actividad productiva. 

 

- ¿Cuáles son los ejes fundamentales en los que basas tu gestión?

Una de las prioridades es lograr la comunicación campo-ciudad para informar y educar con la verdad técnica y científica. Otro es conseguir motivar para generar una participación activa, propositiva y comprometida de los productores y los socios, entendiendo que la apremiante situación actual nos demanda no sólo producir sino también trabajar tranqueras afuera en defensa de nuestros derechos y lograr las políticas públicas necesarias para el progreso del país.  Por ese motivo, estamos trabajando en proyectos de capacitación e intercambio como el Congreso Ganadero de Rosario en su 9° edición y en otros para recuperar espacios de intercambio con productores y ciudadanos. 

Nosotros, desde las entidades gremiales debemos incidir en los ámbitos gubernamentales locales, provinciales y nacionales, por ejemplo, a través del Concejo Deliberante, la Bolsa de Comercio de Rosario, el Aeropuerto, Enapro - Entidad administradora del Puerto Rosario-, entre otras; a nivel provincial en CARSFE-Confederación de asociaciones rurales de la provincia de Santa Fe-, en las diferentes comisiones de trabajo y con los legisladores provinciales y nacionales.

 

- Cómo mujer rural, ¿alguna vez sentiste o te hicieron sentir incómoda por ocupar determinados cargos en un ambiente liderado por hombres?

Cuando trabajamos en una institución o empresa y demostramos que podemos hacer propuestas, tener iniciativas y llevarlas adelante no importando nuestro género, sino nuestras aptitudes e idoneidad, se terminan los prejuicios.

 

- ¿Qué desafíos tenés por delante frente al contexto político y económico que el país atraviesa?

Hoy nos enfrentamos a una ardua tarea, es fundamental generar toma de conciencia sobre la necesidad de un cambio de visión, accionar y participación activa de los productores, alentando el surgimiento de representantes gremiales fuertes, lobistas profesionales y representantes políticos locales, provinciales y nacionales. Entonces el desafío es cómo logramos ese cambio de mentalidad en los productores para provocar un cambio en la gestión y poder incidir en las políticas públicas.

Creo que es fundamental poder transmitir, motivar y concientizar a los productores y a toda la ciudadanía, hacer entender que tenemos que participar para impulsar los cambios necesarios para el campo y nuestro país. Y para ello, necesitamos generar una mayor y mejor comunicación campo-ciudad, informando con la verdad científica y técnica. 

 

- ¿Cómo ves al sector ganadero a nivel nacional y a nivel internacional?

El sector productivo a nivel nacional se encuentra en un momento complejo. Hace tiempo que el stock ganadero, donde se exporta solo el 25% del stock total, ha disminuido como resultado de años de limitaciones a las exportaciones, perdiendo propicias posibilidades de venta y crecimiento en el mercado internacional. Asimismo, la producción se ha visto afectada por la pandemia, y la extrema sequía. 

Por un lado, están las regiones con enormes problemas por falta de agua y pastos naturales como en parte de la provincia de Santa Fe y norte del país y ni mencionar el fuego arrasador en el noreste argentino; a diferencia de las regiones con lluvias como la cuenca del Salado en provincia de Buenos Aires. Esto se refleja en la venta adelantada de terneros. Los granos van a la alimentación de cerdos, pollos y las pasturas a los bovinos, por el precio de los granos. No podemos obviar la pérdida del poder adquisitivo en el mercado nacional.

Hoy tenemos 1 millón y pico de vacas menos que hace dos años. En síntesis, hay una situación de escasez de ganado. La producción de carne vacuna en Argentina bajó de 85 kilos per cápita en 2005 a 64 kilos en la actualidad. 

Según Ignacio Iriarte esa producción per cápita demuestra que el país genera 21 kilos menos de carne por habitante que hace 17 años. De esa producción, 49 kilos per cápita van al consumo interno en el año y unos 15 kilos se destinan a la exportación. O sea, un 77% se destinaría al consumo y el 23% restante a la exportación. Si el mercado no estuviera intervenido, es probable que Argentina estaría exportando hoy entre 900 mil toneladas y 1 millón de toneladas anuales, entre el 30% y el 34% de la producción total.

Por otra parte, a nivel internacional, continúa creciendo la demanda ya que Europa no tiene stock de carne y China continúa con una demanda creciente y firme. La provisión de Brasil a China es menor de lo que ésta necesita. En síntesis, China aumenta la importación de carne vacuna. Se está perdiendo la posibilidad que hoy brindan los mercados internacionales, los que vienen firmes en los precios tanto para los cortes buenos como en el mercado de China.


- ¿Qué tipo de políticas necesitaría el sector para mejorar y poder invertir más? 

Es prioritario que el gobierno forje expectativas sólidas de crecimiento económico, a través de políticas, como la reducción de impuestos en productos y alimentos, tan básicas y necesarias de implementar de forma inmediata para el desahogo de la sociedad.

Las políticas necesarias para poder trabajar, proyectar y que permitan mantener y aumentar la inversión son las reglas de juego claras, es decir que el productor, el ciudadano tenga previsibilidad en políticas públicas y en todo tema. Esto se logra mediante acuerdos y consensos políticos a corto y largo plazo, donde se comprometan a respetar esas reglas de juego independientemente de quien gobierne el país, en pos del progreso y bien común. Las reglas de juego deberían ser una moneda fuerte, es decir una baja tasa de inflación, un tipo de cambio flexible, una presión impositiva baja que permita ahorrar para poder invertir, libertad para exportar e importar y a su vez seguridad jurídica para que capitales extranjeros inviertan en el país. 

Entiendo que es necesario cambiar la visión del campo como el ‘granero del mundo’; tenemos condiciones climáticas, geográficas, agua dulce y una capacidad productiva que podrían convertirnos en el supermercado del mundo, si tuviéramos políticas públicas acordes. Necesitaríamos generar educación, una cadena productiva y una red de comercialización que a su vez generaría muchas nuevas fuentes de trabajo genuino. Creo que estamos a la vanguardia de la investigación biotecnológica para producir más alimentos y de mejor calidad, sostenibles y sustentables con el medio ambiente. Podemos ser la fuente educativa del mundo en materia de producción de alimentos. Generando las condiciones y desarrollo de infraestructuras para cada rincón de la Argentina podríamos generar productos y alimentos para más de 400 millones de seres humanos.

 



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