Sergio Moralejo: “Mendoza produce prácticamente todos sus bienes trazables”

Por Agroempresario.com 

En una entrevista exclusiva, Agroempresario.com  conversó con Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza sobre los principales desafíos para la actividad primaria e industrial de Mendoza y las metas del área a su cargo para este año. 

¿Cuáles son las producciones agrícolas y ganaderas más importantes de la provincia?
Mendoza tiene un perfil agrícola encadenado a una cadena agroindustrial, es uno de los pocos lugares donde el tipo de producto que tenemos requiere una mano de obra adicional. Claramente, la vitivinicultura ocupa más del 50% de la superficie cultivada de la provincia; luego tenemos distintas producciones en la fruticultura como la ciruela -el 80,5% de esta fruta se produce en Mendoza-  y el durazno, uno de los pocos lugares del país donde se produce durazno para enlatar y en fresco. Obviamente los frutos secos también tuvieron una expansión importante con los nogales y pistachos, entre otros. 
Después contamos un cinturón hortícola muy importante que tuvo un crecimiento muy fuerte en materia forrajera, gracias a la expansión de la ganadería en la zona de secano. Dentro de estas producciones hay que destacar el ajo -cuyo mercado más importante es Brasil-  y el tomate, un cultivo que creció mucho en los últimos años y que viene a suplir la necesidad interna. 

¿Cómo describiría la situación actual de los cultivos? ¿Cuáles son las iniciativas provinciales que impulsan desde Mendoza en este contexto económico? 
No se puede obviar el impacto macroeconómico en todas las economías del país. La economía está marcada por variables tales como el tipo de cambio, la brecha cambiaria, la política monetaria, las tasas de interés y el impuesto inflacionario. Teniendo en cuenta este contexto, creo que la economía en su conjunto -sobre todo los sectores primarios y agroindustriales- se ven muy afectadas. 
Uno puede notar mejoras a partir de programas impulsados por las provincias. En Mendoza contamos con el programa Mendoza Activa que nos permitió incorporar a todas la cadena agroindustrial. Se trata de un programa de incentivo donde el privado invierte en maquinaria, implantación de cultivos y en la cadena de comercialización. El Estado le devuelve el 40% de esa intervención a través de tres mecanismos: una billetera virtual donde pueden comprar insumos de la actividad donde pueden mejorar el encadenamiento y mejorar toda la cadena; un reintegro en efectivo y un crédito fiscal a tasa cero para la actividad primaria. 

¿Cómo impactan estas variables macroeconómicas en la actividad industrial de la provincia?
Todo el durazno que se produce en la provincia se industrializa en la provincia, lo mismo con la vid y todo lo vinculado a ciruela se seca en la provincia. Ahí hay una ventaja importante desde el tema logístico pero no podemos desprendernos de la macroeconomía. 
En este marco, se dificultan todos los programas que llevamos adelante porque la economía se ajusta por las expectativas, y estas están marcadas por un valor por encima del tipo de cambio oficial. La productividad se ve afectada por la imposibilidad de la falta de dólares en una economía con cepo a todo nivel. 
A pesar de esto, tenemos algunas buenas noticias como la recuperación del precio de la uva para el productor y cierta estabilidad en el stock vínico, lo cual no es un dato menor. Desde la provincia creamos un Banco de Vinos que funciona como una suerte de “equilibrio macro” donde el Estado interviene cuando el productor que tiene sobreproducción está dispuesto a ofrecer ese vino y recibe una renta financiera por parte del Estado para retirar voluntariamente parte del stock del mercado. Estamos hablando de 150.000 hectáreas de cultivo de vid y de una industria con más de 650 bodegas. 

En su opinión, ¿cómo se podría generar más valor agregado?
Siempre se puede generar mayor valor agregado en todas las producciones. Los productores junto a los Estados provinciales hacen lo razonablemente posible, particularmente de Mendoza. El programa Mendoza Activa apunta a mejorar la competitividad y a generar valor. 
La cuestión radica en que nuestros competidores de todo el mundo tienen un proceso de integración a través de tratados de libre comercio, que no solamente mejoran la competencia, sino que también mejoran la rentabilidad de los productos. Desafortunadamente la actual administración nacional abandonó el acuerdo con la Unión Europea y que era altamente beneficioso para nuestra economía. Se había trabajado durante muchos años y suponía un ingreso asimétrico de productos, de modo tal de no dañar la producción nacional. 
Los productos de nuestra olivicultura, que tiene una calidad de excelencia, iban a poder ingresar a la Unión Europea dentro de 5 o 7 años y viceversa; con lo cual, la ventana de asimetrías productivas iba a quedar resuelta por un periodo de tiempo para acomodar nuestra industria. El valor agregado habitualmente no se puede desprender de las condiciones macroeconómicas en el marco de lo que considero un desorden de todas las variables. 

En estas condiciones, ¿cuáles son los principales desafíos para Mendoza? 
Mendoza produce prácticamente todos sus bienes trazables, mejorando la macroeconomía. Históricamente la provincia siempre ha superado la media nacional por el ingreso de divisas y la calidad de sus productos. 
Los volúmenes que maneja Mendoza están muy vinculados a la calidad más que a la cantidad. Tenemos, por las particularidades de la provincia, volúmenes acorde pero más vinculados a la calidad, con un alto costo de producción por la mano de obra. O sea nuestra mano de obra es intensiva. Entonces, cualquier tipo de normativa (previsional, laboral o financiera) nos afecta mucho más. 
Hay actividades donde se podrían mejorar los rindes pero con el tipo de atraso cambiario no sucede, por ejemplo, con el precio del vino. Esto hace que tengamos que ser muy cuidadosos, si uno eleva demasiado los precios queda muy poco competitivo en el mercado internacional y puede perder lo que a Mendoza le ha costado más de 30 años acceder. Estamos creciendo en volúmenes pero no así en precio justamente por este atraso. 

¿Cuál es la situación de la producción de Cannabis medicinal en la provincia?
Mendoza trabaja en un programa que se diferencia de Jujuy,  San Juan y La Rioja, en donde trabajan en una órbita de empresa estatal. Desde la gestión provincial pretendemos -es la visión de nuestra administración-  que la riqueza la produzca el sector privado. En este sentido, apuntamos a facilitar herramientas y financiamiento.
Desde el Estado elaboramos una serie de protocolos que se deben cumplir desde la órbita de salud, agrícola, sanidad y seguridad a los efectos de que el privado invierta.
En principio, hasta que esté reglamentada la Ley Nacional sancionada una comisión especial es la encargada de otorgar las autorizaciones pero las provincias ya cuentan con sus marcos regulatorios. Mendoza estableció su protocolos por lo tanto vamos a adecuarnos a la legislación nacional pero siempre promocionando la actividad en el sector privado. 
Desde nuestro punto de vista el punto es una oportunidad de ampliación de la matriz productiva agrícola e industrial. Pretendemos que el producto se cultive e industrialice en la provincia; Mendoza no tiene desarrollado un sistema de laboratorios medicinales como sí tiene Santa Fe o el Conurbano Bonaerense entonces esto también es una inducción para el que quiera invertir. Sumado a esto, Mendoza ofrece certidumbre institucional y seguridad jurídica a través de un decreto provincial y protocolos porque nos parece que no hay forma de lograr inversiones si no se da seguridad jurídica. 
Queremos ampliar nuestra matriz agrícola e industrial pero hay que ser muy cuidadosos con lo vinculado a seguridad, porque claramente el país está experimentando en una industria nueva lo que implica la falta de expertise en el desarrollo. Hay que ser muy cuidadosos con los riesgos frente a la falta de esa experiencia que es imprescindible.