En la provincia de Chubut, en la Cabaña Media Luna conviven estas producciones. Por cuatro generaciones, la familia Ayling ha criado lanares, vacunos, ha producido cerezas, y una de sus últimas inversiones fuertes fue la plantación de vides en sus campos de Chubut, por lo cual son propietarios del viñedo más austral de Argentina.
Uno de los impulsores de este campo “multipropósito” es Ernesto “Tito” Ayling: “Yo soy la cuarta generación de la familia trabajando en el sur, siempre tratando de hacer algo nuevo, y nuestro último emprendimiento, que empezó el año pasado, fue la instalación de un viñedo”.
Sobre esta experiencia el productor comentó que “hay un auge bastante grande por probar en zonas distintas, todavía no hemos salido a mercado, pero tenemos muchas expectativas de que esta propuesta siga creciendo”.
En el viñedo más austral del país, los Ayling están implantando las variedades de uvas Pinot Noir, Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Pinot Gris y Merlot.
En cuanto a la evolución del proyecto apuntó: “empezamos a poner los postes para las dos hectáreas que incorporaremos este año, y la idea es ir creciendo de a dos hectáreas por año hasta llegar a diez, que consideramos es una unidad productiva que se puede manejar, y hacer sustentable y rentable en el tiempo”.
En el caso de las cerezas el panorama es un poco más complicado por las condiciones de comercialización que requiere esta fruta, sobre todo para exportación. “Con las cerezas empezamos con una idea de crecer, pero es mucho más compleja la comercialización, porque desde el momento que se cosecha hasta que se comercializa no pueden pasar más de dos semanas para que no pierda calidad, y eso hace que se dificulte la exportación y venta”, argumentó Ayling que además de productor es director del Distrito 13 (Neuquén, Río Negro y Chubut) de la Sociedad Rural Argentina.
Este emprendimiento “si bien lo seguimos manteniendo y funciona, produciendo alrededor de 10 mil kilos por año, hasta ahí llegamos porque es muy compleja la comercialización”, dijo.
En la actualidad están operando en el mercado interno solamente, porque tras un par de años de exportar, “no está muy aceitado el camino para la exportación por las trabas burocráticas y por eso decidimos frenar el crecimiento de este emprendimiento”.
El tema ganadero, principalmente en ovinos, es el lado más fuerte y tradicional del emprendimiento de la familia Ayling, contando con alrededor de 10 mil cabezas de ovejas de esquila de la raza Merino.
“Mis abuelos tenían Corriedale, mis padres cambiaron el rodeo a Merino y nosotros lo continuamos, y ahora empezamos de nuevo a incorporar Corriedale para trabajar en el cruzamiento, porque creemos que la carne ovina tiene un inmenso futuro a nivel nacional. Apostamos un poco a eso y creemos que la raza Corriedale para cruzamiento anda muy bien”, detalló acerca de la evolución de la actividad ovina en la Cabaña Media Luna, de Colonia Sarmiento, Chubut.
Sobre el futuro de la carne ovina en el mercado interno opinó que “entre las cuatro principales carnes (con los bovinos, cerdos y aves), el ovino es el que viene más demorado en su desarrollo y cultura, porque en los grandes centros urbanos la cultura del consumo de carne de oveja se ha perdido un poco, y es trabajo de los productores volver a instalarla”.
En la 134ª Exposición Rural de Palermo, la Cabaña Media Luna está presentando animales de la raza Hereford, que por venir de una zona que no es libre de aftosa sin vacunación, deben pasar varias semanas de cuarentena y no pueden regresar a su territorio de origen.
“Hace un par de años que venimos exponiendo animales Hereford que vienen de la Patagonia y tienen que hacer una cuarentena previo a llegar a la muestra. El Hereford es la raza por excelencia en la Patagonia y el mercado está allá, pero Palermo es una gran vidriera, y el nivel de difusión que da esta muestra es incomparable a nivel local e internacional”, alegó Ayling.
Para participar de Palermo, los animales expuestos deben hacer una cuarentena de dos meses, y en el caso de los expuestos por la familia Ayling, llegaron hace tres meses a un campo propio de la provincia de Buenos Aires para que tuviesen una mejor adaptación. Al no poder volver a la Patagonia, quedan en ese establecimiento bonaerense, “las hembras para ser futuras donantes que proveen embriones para la venta o para llevar a implantar en nuestro rodeo en el sur”, completó el dirigente y productor.
SRA