Durante el último Congreso Aapresid, lideró junto a Macarena Etcheberry (Pensagro) un panel sobre “Comunicación en el agro: la ciencia y las redes sociales”. Aprovechamos su paso por el evento para conocer su mirada sobre algunos de los desafíos del Agro actual.
- Los problemas que se ven en nuestros sistemas agropecuarios en cuanto a degradación de recursos, pérdida de nutrientes, impacto ambiental y aparición de resistencias nos indican que es momento de “barajar y dar de nuevo”: ¿cuáles pensás que son los pilares que no deberían faltar si pensáramos nuevos enfoques para el manejo de estos sistemas tan complejos?
No sé si da como para barajar y dar de nuevo porque tenemos muchísimo para aprender de todo lo que está pasando y ha venido cambiando en nuestros sistemas agropecuarios. En cada nuevo desafío hay que usar lo que uno aprendió e incorporar las cosas nuevas que desde el lado de la Academia como de la investigación científico/tecnológica se van aportando, así como de las experiencias y de las innovaciones que se realizan a nivel de la producción.
En relación con los pilares que deberíamos tener en cuenta creo que es esa combinación de conocimiento científico y de experiencias a escala de campo que Aapresid está encarando desde hace tantos años y que es un laboratorio de puesta a prueba de nuevas ideas que van resolviendo los problemas que van surgiendo, como la resistencia a herbicidas o la degradación del suelo.
- Dentro de este “barajar y dar de nuevo”: ¿coincidís en la importancia de empezar a integrar disciplinas?
Si por supuesto, parte del éxito que uno puede llegar a tener generando nuevas formas de manejar los sistemas agropecuarios pasa por hacer relacionar a las disciplinas y hacer conversar a gente que tiene distinta formación, distinto entrenamiento y visiones sobre los problemas.
Es un desafío enorme porque no estamos acostumbrados a trabajar de esa manera, pero de ese tipo de interacciones van a surgir las mejores ideas en cuanto empecemos a compartir visiones diferentes, seguramente aparezcan soluciones más creativas y más efectivas.
- ¿Cómo debería adaptarse a esos escenarios la formación de nuevos profesionales?
Esto es clave. Hace poco leí la biografía de Norman Borlaug, que fue la persona que atacó el problema del hambre del mundo en los 60’ y 70’ a través del mejoramiento genético de cultivos. Cuando le presentaron el problema del hambre, tanto en México como en Asia, su reacción fue, por un lado generar nuevas variedades y mejorar el cultivo de trigo. Simultáneamente generó un programa muy fuerte de formación de Recursos Humanos, tanto en México como en Asia años más tarde.
Es un claro ejemplo de que ante los problemas más acuciantes, necesitamos gente más formada. En ese sentido es clave que las facultades de Agronomía y Veterinaria se enriquezcan cada vez más en personas formadas, que tengan doctorados, fortaleciendo los postgrados. Hay muchísimo para crecer por ese lado, buscando alcanzar un alto porcentaje de docentes con postgrados como ocurre en la mayoría de los países de alto desarrollo.
- En línea con lo anterior: ¿cómo ves las facultades de Agronomía y Veterinaria en este momento?
Respecto a otros años, nuestras facultades han crecido en su capacidad y en términos promedio de formación de profesionales con tesis doctorales, pero estamos viviendo los coletazos de una situación económica desfavorable. Faltan recursos de funcionamiento ya que las instituciones educativas estatales tienen más del 90% de su presupuesto dedicado a sueldos y por lo tanto se hace muy difícil trabajar a nivel de la competencia que hoy exige el mundo.
*Martín Oesterheld es Ing. Agr. y Dr., Profesor Titular de Ecología en la Facultad de Agronomía de la UBA, Investigador Superior del CONICET y Director del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA).
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