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Federico Zerboni: “Los países de América están alimentando al mundo”

Agroempresario.com dialogó con el presidente electo de la Alianza Internacional MAIZALL sobre los desafíos que supone derribar obstáculos comerciales para la cadena de Maíz


Por Agroempresario.com

Agroempresario.com dialogó con el presidente electo de MAIZALL, la Alianza Internacional del Maíz que nuclea a las asociaciones de agricultores de maíz de la Argentina (Maizar), Brasil (Abramilho) y Estados Unidos (US Grains Council and National Corn Growers Association). 

 

- ¿Qué es MAIZALL y qué representa en el mundo?

Maizall es una alianza internacional entre instituciones de productores de maíz de tres países: por Argentina, Maizar; por Brasil, Abramilho y por Estados Unidos, la US Grains Council y la National Corn Growers Association. Entre los tres países producimos más del 50% del maíz del mundo e históricamente participamos de más del 70% del maíz que se exporta en el mundo. Actualmente con el tema de Ucrania, superamos más del 80% del maíz que se comercializa en el mundo. Trabajamos en conjunto por más que compitamos por los mercados porque los tres países tenemos una forma muy similar de trabajar, basado en gran parte en la biotecnología, en la innovación y en las buenas prácticas. Esta alianza internacional al trabajar en conjunto tiene mucho más peso y nos hace muy fuertes al momento de exponer nuestra posición, tanto productiva como de barreras comerciales que hoy hay en el mundo. 


- Hace unas semanas se llevó a cabo el Global Agribusiness Forum 2022 donde fue nombrado presidente, ¿qué balance y cuáles fueron los lineamientos generales del evento?

Fue impresionante, tanto por la temática que se mostró como el potencial y la coordinación que mostró Brasil en cuanto a políticas agropecuarias. Las temáticas fueron similares a todas las crisis en el mundo hoy: crisis alimentaria, energética y ambiental, cómo se coordina eso. Se debatió mucho sobre la sustentabilidad, un tema muy amplio con una visión muy distinta que depende de los países y de las prácticas con la que lo miren. También se habló mucho sobre la sustentabilidad no sólo ambiental sino social y económica, una frase que surgió fue que “no existe la sustentabilidad sin productividad,  porque si no hay productores no hay sustentabilidad posible”. Tampoco es bueno una rentabilidad sin sustentabilidad porque no se sostiene en el tiempo. Esa fue una de las temáticas más importantes.
Estuvo presente el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, junto a siete ministros. Tuve la oportunidad de participar en la reunión con 50 representantes de las cadenas y ver a cada una de ellas hablando con el presidente y sus ministros, mostrándole los problemas y los beneficios de la cadena, con una coordinación público-privada muy importante. En casi 30 años Brasil pasó de ser un país importador de alimentos hoy prácticamente es el principal exportador en toda la cadena, ellos se consideran no un país del futuro sino un país del presente, con un potencial de crecimiento con sólo el  9% de la superficie del país abocada a la agricultura, tienen pasturas degradadas para duplicar la 76 millones de hectáreas que hoy producen sin sacar un árbol en un clima de inversión y estabilidad económica muy interesante y en un punto envidiable para nosotros. Somos un país con energía, litio, turismo, un montón de herramientas para “arrancar” como arrancaron ellos pero sin macroeconomía no existe inversión en el sistema productivo. 

 

- Le toca presidir la institución en un contexto internacional convulsionado, ¿qué puso de manifiesto, tanto la pandemia como la guerra entre Rusia y Ucrania? 

Creo que la combinación de ambas y también la crisis climática que está y todos sabemos que la producción en ciertos lugares está un poco más amenazada. También mostró un poco más la vulnerabilidad, cayó un país como Ucrania y fijate la crisis que provocó en el mundo, ni hablar si eso le pasa a Brasil, Argentina o Estados Unidos que somos países que, en el caso del maíz, participamos en porcentajes mayores de los que exporta Ucrania. Esto mostró una vulnerabilidad y una potencialidad de crecimiento muy importante y también barreras. 
Hace poco estuvimos en Bruselas y Berlín viendo  la política Europea. Como bien saben, para el 2030 se fijó un “Green Deal” que se propuso Europa, y una de las políticas más importantes es “Farm to Fork” -de la granja al plato- y que reduce en un 50% el uso de agroquímicos, un 25% de fertilizantes y pretende llevar a un 30% la producción orgánica de Europa. En este marco, las universidades europeas advirtieron que la baja de producción sería de un 40% y en el mismo porcentaje aumentarían los precios. 
El problema es que uno de los pilares de “Farm to Fork” son las políticas espejo, y es por esto que nosotros fuimos a plantear que nuestro sistema productivo está basado en la biotecnología y en productos transgénicos pero Europa pretende que quedemos fuera de sus mercados y que otros países de África tampoco nos abran las puertas, en esto el trabajo de la alianza internacional es muy importante. En conjunto planteamos nuestra postura en la comisión europea: esta es nuestra sustentabilidad y no la vamos a cambiar porque Europa considera parámetros totalmente distintos cuando tenemos diferentes climas, ambientes y sistemas productivos. Se trata de discusiones que hay que darlas en tiempo y forma porque cuando vienen las trabas ya es más difícil “darlas vuelta”. Si uno antepone otras cuestiones a la seguridad alimentaria en el mundo, los sistemas productivos se vuelven inviables, nuestra función es plantear estas cuestiones. 
A nivel regional México también pretende prohibir para el 2024 toda la importación de productos transgénicos, tanto Brasil como Argentina no podrían exportar. Tenemos que demostrarles que nuestra producción es así y por qué producimos así. Muchas veces vemos incongruencia en planteos como los de Europa respecto a la sustentabilidad de los suelos, cuando se empieza a prohibir productos por temas ambientales y no por cuestiones productivas, lo que representa una puerta de entrada a que sigan prohibiendo otros productos. 
En este marco, MAIZALL es escuchada por el peso que tiene en el mercado internacional y por la postura que tiene en estas discusiones sobre estas imposiciones externas sobre cómo tenemos que producir. En un sistema al que pretende ir Europa con el argumento de que la agricultura no es importante en el PBI de muchos países, no va a poder ser sostenido por muchas economías y sistema productivos. Nuestra función y trabajo es estar presentes en todos los mercados internacionales, tanto en los que pretenden decirnos cómo tenemos qué producir cómo explicarles nuestra sustentabilidad a aquellos países a los que exportamos. Hoy Argentina exporta maíz a más de 160 países que son nuestros verdaderos clientes; nuestro foco tiene que estar ahí, en los países que nos compran alimentos. La unión hace a la fuerza y hoy los países de América son los que están alimentando al mundo, nuestra función tiene que estar ahí y en explicarle al mundo en qué se basa nuestro sistema productivo y defender nuestra sustentabilidad.    


 

 



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