Santiago del Estero asistió a un crecimiento exponencial en ganadería porcina en los últimos años. Noelia Rojo Cantos es coordinadora del Ministerio de Producción de esa provincia y, en diálogo con El Productor Porcino, contó los detalles y motivos de esa expansión vital para la región
Fundamentalmente traccionado por el consumo de carne de cerdo y la producción de granos, el desarrollo del sector porcino en la provincia de Santiago del Estero no para de crecer y aún está lejos del techo. “El cerdo se ha convertido en una alternativa importante para darle valor agregado en origen a esos granos”, explicó la ingeniera Noelia Rojo Cantos, coordinadora del Departamento de Producción Porcina del Ministerio de Producción de la provincia de Santiago del Estero.
La variedad de unidades productivas en Santiago es amplia: hay productores de todos los tamaños y, aunque la inmensa mayoría son producciones de baja escala, hay también explotaciones de hasta mil madres. Desde el Ministerio, dice Rojo Cantos, “trabajamos con distintas líneas de acción en función de esa estratificación.
Por un lado, acompañamos a los productores pequeños con cuestiones de concientización sanitaria e impulsándolos a cambios cualitativos en su forma de producir, y por otro, hay líneas de acción pensadas para los productores en crecimiento y los de gran escala”.
La provincia de Santiago del Estero, “hace apenas cinco años no contaba con ningún frigorífico exclusivo de cerdos. Hoy cuenta con cuatro, que están distribuidos estratégicamente”, cuenta la coordinadora, como una manera de graficar el avance que se ha registrado en la cadena porcina santiagueña. “Eso fue un impulso para los productores”, que hasta hace pocos años sacaban los capones de la provincia y, luego, los santiagueños compraban la carne de cerdo de provincias vecinas. “Si bien aun estamos lejos de autoabastecernos, estamos en ese camino”, indica la ingeniera. A su vez, se están instalando plantas de alimento balanceado, en línea con el avance general de toda la cadena, la intensificación y la escala.
El consumo es otra de las variables que ha impulsado la necesidad de la cadena porcina santiagueña de ampliar sus horizontes. “Hay una alta demanda de carne de cerdo. Desde el
Departamento estimamos que los santiagueños consumimos más de 20 kilos por habitante por año de carne de cerdo, y en los últimos años se han abierto muchas carnicerías exclusivas de cerdo, que antes no existían. Tiene que ver mucho con una cuestión cultural y con el poder adquisitivo de las personas”, explicó.
Los carniceros, por su parte, agregan más valor aun al producto: “Gran parte del crédito es para ellos también -dijo la coordinadora- porque no solo venden el corte fresco, sino que también ofrecen hamburguesas, milanesas, albóndigas”, y eso hace que el cerdo sea mucho más atractivo aun para el consumidor.
Para Rojo Cantos, “los productores santiagueños son los verdaderos artífices del éxito que tiene el cerdo en la provincia”, porque con su trabajo y esfuerzo están impulsando a toda una cadena que genera desarrollo para la región, trabajo, valor agregado, que mueve la economía. “Desde el Ministerio solo acompañamos, el mérito es de los productores”, insistió.
El Productor Porcino