os grelos son las hojas que aparecen justo antes de la floración de dos especies de nabos: Brassica napus y Brassica rapa. A fines de otoño y durante el invierno, los podemos encontrar a la venta. Se trata de una hortaliza muy apreciada en diferentes lugares del mundo.
Su sabor es muy fuerte y presenta matices ácidos y amargos; esto, sumado a la textura fibrosa de las hojas, hace que los grelos tengan amantes y detractores.
Lo particular de este cultivo es que presenta tres cosechas en diferentes momentos: a los 40-45 días luego de la siembra se cosechan las nabizas, que son las hojas tiernas del nabo; a los 90 días, antes de la floración, se cosechan los grelos; y a los 120, los nabos.
Se siembran a principios de otoño en línea directa al suelo, a una profundidad de 0,5 a 1 cm. Es conveniente no sembrar de forma muy densa para evitar el raleo posterior. Se aconseja dejar una separación de entre 10 y 15 cm entre cada planta, ya que esa distancia permite el desarrollo de plantas saludables con raíces voluminosas y turgentes.
No es un cultivo muy exigente en cuanto a suelos, pero los prefiere sueltos y con buen drenaje. Es ideal una exposición a pleno sol, aunque soporta algo de sombra. Se asocia bien con las lechugas en otoño.
Los grelos se preparan cocidos y suelen acompañar numerosos platos portugueses y gallegos. Son ricos en hierro, flavonoides y gluconapina, el fitoquímico que les otorga el amargor característico.