n nuestro país esta especie fue introducida por inmigrantes turcos, griegos, italianos y españoles. Las variedades más difundidas son Barcelona y Tonda de Giffoni. En los últimos quince años la superficie nacional plantada se cuadruplicó fundamentalmente debido al aumento de la demanda por parte de la industria del chocolate. Pese al pequeño mercado de consumo interno, es la fruta seca que mayor diversidad de presentaciones y destinos tiene en Argentina. La zona de producción mas importante se localiza en la zona sur de Argentina, más precisamente en el Valle de Viedma.
El avellano pertenece a la Clase Dicotiledoneas, Orden Fagales, Familia Betuláceas, Género Corylus, especie Corylus avellana.
El avellano es un arbusto caducifolio de menos de 6 metros de altura, muy ramificado desde su base. Sus hojas son simples, alternas, bastante grandes (5 a 10 cm), más o menos redondeadas, acorazonadas en la base y terminadas en punta larga y estrecha, con el margen aserrado y presentan pilosidad en la cara inferior, los nervios muy marcados y más o menos rugosos. El pecíolo es muy corto y las estípulas son oblongas, obtusas, verdes y caducas. La corteza es normalmente lisa, delgada, compacta y de color pardo-grisáceo. El sistema radical es poco profundo, fasciculado y muy extenso.
Flores: el avellano es diclino monoico, es decir, presenta los flores masculinas y femeninas separadas en la misma planta, sin embargo, es autoestéril por lo que requiere de polinizantes. Las inflorescencias masculinas son amentos de hasta 9 cm. de largo, cilíndricos, dispuestos en grupos de 2- 5, colgantes. Las femeninas son grupos densos (glomérulos) de 8 flores, pudiendo llegar hasta 20, que aparecen en los extremos de las ramillas laterales.
Las flores masculinas son solitarias en la axila de cada bráctea del amento. Son desnudas, se desarrollan antes que las hojas, y llevan de 4 a 8 estambres con filamentos bífidos. Las flores femeninas tienen un perianto muy reducido y un pistilo con dos estigmas rojizos que sobresalen de las escamas en el glomérulo floral.
Fruto: fruto seco indehiscente, globoso u ovoide, con pericarpio (cáscara) leñoso pardo-rojizo, cubierta parcialmente por el epicarpio, que es una película delgada verdosa con el margen dentado o dividido. Comunmente los frutos están reunidos en una infrutescencia de 2 a 4 avellanas, y a veces se presentan de a una.
Existen para su cultivo numerosas variedades que fueron seleccionadas en el transcurso de los siglos y adaptadas al área de cultivo.
Variedades principales productivas: Tonda di Giffoni y Barcelona (= Fertile de Coutard y Castanyera).
Variedades polinizadoras: Tonda Gentile Romana (= Tonda Gentile di Viterbo), Nocchione, Riccia di Talanico, Mortarella, San Giovanni, Camponica, Segorbe, Cosford y Merveille de Bollwiller (= Hall´s Giant, Hallesche Riesen).
El avellano está difundido en climas muy variables pero para que el cultivo sea rentable se requieren condiciones precisas de temperatura y precipitaciones.
La temperatura media anual debe estar entre los 12ºC a 16ºC. Las exigencias en horas de temperaturas acumuladas inferiores a 7ºC (horas de frío) son para las yemas vegetativas de 600 a 1225 horas; para los amentos de menos de 100 hasta 480 horas y para las inflorescencias femeninas de 480 a 1255 horas, según las variedades.
Este cultivo presenta gran resistencia al frío, hasta las flores femeninas pueden soportar hasta -10ºC sin ser afectadas, mientras que las masculinas pueden llegar a tolerar hasta -16ºC cuando están en desarrollo y hasta -7ºC en plena floración.
Durante el verano las temperaturas diurnas óptimas para el cultivo son entre 23ºC y 27ºC y las nocturnas entre los 16ºC y 18ºC.
Temperaturas superiores a 35ºC y baja humedad pueden provocar marchitamiento foliar.
El avellano es cultivado sin riego en localidades en que la precipitación es superior a 800mm anuales con distribución regular, con período seco no superior a un mes, en terrenos con capacidad de retener suficiente grado de humedad. Cuando el período seco estival se prolonga es necesario recurrir al riego.
La lluvia contínua y abundante a fines de verano dificulta la recolección de la fruta.
Una higrometría del aire regularmente elevada (70-80%) durante todo el período vegetativo es favorable al cultivo del avellano. Además, el sistema radicular de esta especie, relativamente poco desarrollado no permite, aunque posea irrigación, absorber toda el agua necesaria para compensar una evapotranspiración importante cuando el aire es muy seco. El crecimiento de los árboles decrece y en los casos más graves se observa un fenómeno denominado quemado del borde de las hojas.
Durante la polinización es preferible que la humedad atmosférica sea baja ya que la misma se realiza de forma anemófila y necesita de un ambiente seco para favorecer la diseminación del polen.
SINAVIMO