Ciruela en plena temporada

Frente a la vedette como la cereza o ante la magnitud del durazno, la ciruela se destaca por ser una de las maravillas con excelentes propiedades que puede comerse hasta en dulces o pasas.

Argentina es uno de los mejores productores mundiales de ciruela y la época de auge es entre los meses enero, febrero y marzo.

En Argentina hay más de 12 mil hectáreas productivas de superficie cultivadas con ciruela, especialmente en las provincias de Mendoza y Río Negro. El principal destino de estas plantaciones es el industrial para la ciruela disecada y, la menor superficie, se especializa en la producción para el consumo fresco.

Desde el departamento de Estadística y Transparencia del Mercado Central de Buenos Aires, el ingeniero agrónomo Claudio Berón especificó que durante el 2020 “desde nuestro país se exportaron más de 15 mil toneladas de ciruela a Brasil, Chile y Rusia”.

De esta manera la ciruela argentina se va consolidando como fruto sano y de calidad que alimenta a personas en todo el mundo.

Las variedades que se cultivan en el país, entre muchas más, destacamos las clásicas Larry Ann, que se caracterizan por su cáscara morada y su interior jugoso y amarillento. 

También la Reina Claudia, una ciruela dulce de color totalmente amarillo, muy poco visto en el mercado. Y la Black Beaut, que es de una cáscara oscura y de interior carnoso y amarillo.

Las ciruelas rojas son mucho más dulces que las amarillas. Las de piel violácea oscura son las mejores para cocinar, como las Remolacha. Las Gota de miel, muy suaves, escasean de acidez y no resultan empalagosas. El dulzor en la pulpa y la acidez en su cáscara y el carozo, son la mezcla de sabores que más se busca en materia culinaria. Por este tono ácido es que los dulces y mermeladas son de los mejores y nunca resultan empalagosos. Este producto es la maravilla del verano para jugos, dulces, conservas y tartas. 

Mercado Central de Bs As.