El Programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos (PRP) funciona en el Mercado Central de Buenos Aires y se ocupa de recuperar frutas y verduras que antes se tiraban. Además, brinda un trabajo genuino y formal a personas que solían ir al Mercado a revolver los contenedores en busca de algo para comer. Actualmente, 20 personas pasaron de estar en situación de calle a tener un trabajo en regla.
“Mi trabajo es recuperar los alimentos que los puestos desechan pero que están en buen estado y que a los comedores les sirven para darle de comer a la gente. Ya hace un año y dos meses que trabajo acá y me gusta porque yo también alguna vez pasé necesidad y conozco lo que se siente”, cuenta César Trejo, quien tiene 52 años y trabaja como Separador de Alimentos y Residuos Orgánicos en el Mercado Central.
Hasta mediados del año 2020, la totalidad de los residuos del Mercado Central se enviaban al CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado). La nueva gestión del Mercado Central de Buenos Aires a través de la Gerencia de Calidad y Transparencia, puso en marcha el PRP, que está en línea con el Objetivo 12 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, que propone reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial.
El programa empezó con el objetivo de recuperar alimentos aptos para consumo humano y también para la producción de compost. El alimento que se recupera va a comedores y organizaciones sociales. Estas organizaciones sociales pasaron de 70 a 800 durante la pandemia y actualmente son unas 450.
También se recupera lo que no es comestible, como los cajones de madera, que se usan como leña para cocinar en los comedores que no disponen de cocina a gas o eléctrica. Asimismo, la madera se utiliza en la forma de chips, como material absorbente y estructurante que mejora el proceso de compostaje. Con los zunchos (tiras de plástico de embalaje de las que hay miles en el Mercado) se proyecta hacer canastos y materas.
Desde enero a noviembre de 2022, el programa procesó un total de 13.431,4 toneladas de pérdidas (orgánico e inorgánico) en los puntos operativos en los centros de nave. De ese total, un 59,26 por ciento fue enviado al CEAMSE, mientras que el resto fue recuperado en alimentos y madera y producción de compost.
El proceso de recuperación comienza con una primera clasificación de las frutas y verduras por parte de los separadores, quienes para realizar esta tarea reciben capacitaciones dictadas por profesionales del Mercado. Estos alimentos van al sector de Acción Comunitaria, donde se realiza una segunda selección y, en caso de ser necesario, se almacenan en una cámara de frío. En esta misma sección se arman y se entregan bolsones de verduras y frutas a las familias que los soliciten, previa inscripción en las oficinas del Mercado.
“En nuestro país se pierden unas 16 millones de toneladas de alimentos por año. Todas las personas e instituciones tenemos un papel que desempeñar en el sistema de alimentos en general y en la reducción de la pérdida y el desperdicio en particular. Esta iniciativa del Mercado Central de Buenos Aires es un ejemplo de cómo se vincula la conciencia sobre el cuidado de los alimentos y la inclusión social de personas vulnerables, atendiendo a sus necesidades y poniendo en valor su capacidad de trabajo”, indica Elizabeth Kleiman, responsable del área de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles de FAO Argentina.
“Todo esto nació como parte de la visión de la actual gestión que ve al Mercado no solo como un lugar de intercambio comercial sino un espacio donde conviven personas con distintas realidades”, explica Marisol Troya, a cargo de la Gerencia de Calidad y Transparencia que lleva adelante el PRP. “Para nosotros es clave tener en cuenta la dimensión social del Mercado y del Programa, al cual se han incorporado personas que antes estaban en situación de gran vulnerabilidad, que venían espontáneamente a buscar comida y que hoy tienen un trabajo digno, muchas por primera vez en su vida”, agrega.
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