Si bien el mundo de las lavandas es bastante amplio, es importante saber identificar qué tipos existen para elegir la correcta según el uso que le daremos.
La lavanda es una de las plantas más famosas. Este sub arbusto resistente y poseedor de un atractivo color azulado y un exquisito aroma, es perfecto para decorar todo tipo de espacios exteriores, ya sea en tierra directa o en lindas macetas.
En nuestro país, en la localidad bonaerense de Azul se gestó la creación de “La ruta de la lavanda”. Su fundadora, Ximena Bengolea, asegura hay toda una comunidad de emprendedores vinculados a la producción en base a la lavanda, que genera ideas y contactos, conectando la pasión en torno al maravilloso aroma de sus flores y también al ecosistema en derredor de ellas.
Pero hay muchas cosas más… La lavanda es la planta perfecta para ahuyentar a los mosquitos en verano, y también para evitar que diferentes insectos ataquen los cultivos de la huerta.
Y ni hablar de los múltiples beneficios que tiene para la mente y el cuerpo: desde aliviar el estrés y la ansiedad hasta mejorar la piel y ayudar a conciliar el sueño en una noche de insomnio.
Es por eso que se la puede utilizar con fines de aromaterapia, en el armado de almohaditas o bolsitas secándola previamente, o también destilando las flores y hacer aceites esenciales.
Sin embargo, no todas las lavandas son iguales y es fundamental reconocer cada variedad porque no todas se pueden utilizar para los mismos fines.
Pero si hablamos de generalidades, todas las lavandas y sus aceites esenciales tienen beneficios cicatrizantes, estimulan la circulación capilar y la renovación celular de la piel. Pero, como mencionamos anteriormente, no todas sirven para aromatizar y existen algunas que no conviene destilar por ser nocivas al ingerirlas.
Se caracteriza por su exquisito aroma debido a la presencia de acetato linalilo y linalol.
Las flores de esta lavanda se presentan en una sola espiga sin ramificaciones.
Se cultiva normalmente en Europa, concretamente en Italia y Francia.
Es muy utilizada como ansiolítico, calmante, espasmolítico, antiséptico y cicatrizante.
Las bolsitas con sus flores ayudan a combatir polillas, mosquitos, gorgojos, entre otros insectos molestos que pueden aparecer en casa.
Si se busca un efecto calmante hay que tener mucho cuidado de no elegir esta variedad de lavanda porque provoca el efecto activante.
También conocida como “lavanda spica” (un término que genera confusión ya que incluye a la latifolia y a la lavanda verdadera o fina), es de origen español.
Sus hojas pueden llegar a medir hasta los diez centímetros y presenta flores agrupadas en espigas.
Al diferencia de otros tipos de lavandas, desprende un aroma un tanto desagradable, pero es buena para aliviar los síntomas bronquiales y los dolores musculares. Sin embargo, no debe usarse en niños ni en embarazadas.
Es principalmente ornamental o para uso tópico como cicatrizante.
Es nativa de mediterránea y Macaronesia y está naturalizada en Australasia.
Tiene forma alargada y cuenta con unas pocas hojas moradas. Al final del tallo se forma una espiga de color morado que le da a esta planta mucho valor ornamental.
Esta variedad posee en su composición altas concentraciones de fenchona, que es un neurotóxico, es decir, que inhibe o altera de forma severa al sistema nervioso, por lo que no se recomienda oler este aceite.
Se generaron por hibridación natural primero y dirigida luego para buscar la calidad odorífica de la lavanda verdadera y la ramificación con alta cantidad de flores de la latifolia o espliego.
Presentan un rico y abundante aroma con buena producción de flores, y, por lo tanto, un alto rendimiento como aceite esencial.
El lavandín ‘Grosso’ es el más difundido en el mundo y muy utilizado en cosmética, productos de tocador, de limpieza, antinflamatorio, etc.
Es también ideal para flores secas o ramos.
Si bien te vamos a presentar la ficha botánica de la Lavanda verdadera o fina (Lavandula angustifolia), tené en cuenta que los cuidados aplican para todas las variedades de lavandas.
Familia: Lamiaceae.
Origen: Región Mediterránea.
Nombre científico: Lavandula angustifolia.
Nombre común: Lavanda verdadera o fina.
Características: Tallos leñosos y retorcidos con brotes verdes de 50 a 70 cm de longitud. Hojas son largas, estrechas y cubiertas de pelusa. Desprende un exquisito aroma. Las flores se presentan en una sola espiga sin ramificaciones, son de color celeste-lila, aromáticas y pueden tener hasta 15 cm de largo.
Tamaño: Puede formar un subarbusto de casi 1 metro de altura.
Floración: Verano.
Luz: Crece mucho mejor en espacios con una abundante luz natural (una media de 6 horas de sol) y bastante ventilación.
Riego: En verano lo mejor es regarla una vez por semana. Eso sí, siempre que la tierra esté seca para no encharcar las raíces. Durante los meses de frío se pueden espaciar los riegos. Un consejo: cuando riegues la lavanda, evitá mojar las ramas y las flores para que no se creen hongos.
Sustrato: Prefiere suelos calcáreos, más bien arenosos y secos, y con buen drenaje.
Reproducción: Esquejes desprovistos de botones florales, tomados en primavera y verano.
Poda: Para obtener una floración abundante, los expertos recomiendan realizar una poda en forma de semiesfera, a mediados de mayo/junio, antes de la primavera.
Deraiz