Cuestionan las ventajas de la energía eólica offshore

En un mundo que parece estar encaminado hacia la descarbonización y la generación de energía de base renovable y no contaminante, o como mínimo, menos contaminante, también hay lugar para las críticas a algunas de las soluciones que la ciencia y las empresas han encontrado para combatir el cambio climático, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero.

Y lo llamativo es que los cuestionamientos se originan en algunos de los big players de la industria energética renovable, lo que abre un escenario incierto de cara al futuro.

Durante la reciente CERAWeek, la conferencia energética más importante del mundo, que tuvo lugar del 6 al 10 de marzo en Houston, Texas, John Ketchum, presidente ejecutivo de NetxEra, aseguró que la energía eólica marina “es una mala apuesta”, debido a los costos que genera y las dificultades para llevar la energía hasta la costa.

NextEra es el mayor productor mundial de energía renovable, tiene su sede central en Estados Unidos y está enfocado especialmente en energía eólica y solar terrestre (onshore).

Costos al alza

Podría pensarse que las críticas se deben a una defensa del negocio frente a las alternativas que ofrece el offshore, sin embargo, es más probable que el core business se haya definido a partir de los argumentos que sustentan los cuestionamientos a la energía eólica marina.

Es que para Ketchum el costo de instalación y mantenimiento de la infraestructura offshore, así como el elevado costo de transmisión de electricidad, impactan en el resultado económico de las compañías del sector.

“Nos resulta bastante difícil cuidar la flota en tierra, con algunos problemas que enfrentamos como empresa y (eso a pesar de que) somos los mejores en su clase”, destacó John Ketchum durante la CERAWeek 2023.

El ejecutivo apuntó que algunas de las complicaciones incluyen la corrosión del equipamiento producto del agua salada, la amenaza de huracanes, la disponibilidad de buques y la instalación de cables de transmisión submarinos, al tiempo que recordó que los problemas con la cadena de suministros han elevado los costos.

Esto se da en momentos en que el gobierno de Estados Unidos busca incrementar la energía eólica generada en alta mar, como parte de una iniciativa multisectorial para descarbonizar la economía.

Para ello, la administración del presidente Joe Biden ha subastado áreas en concesión en aguas federales. Sin embargo, el dato es que el mayor interés por el momento proviene de empresas europeas y no tanto estadounidenses, dado que cuentan con mayor experiencia en el sector eólico marino.

Baterías y algo más

Para Ketchum la clave de esta energía es la mejora sustantiva en la capacidad de almacenamiento y la tecnología de baterías para lograrlo.

El punto es que las baterías actuales tienen una capacidad de almacenamiento de energía por unas cuatro horas, indicó, entonces el mayor desafío es cómo lograr que el sistema fluya cuando no hay sol o el viento es débil.

En ese sentido, John Ketchum, pronosticó que “habrá innovaciones significativas que llegarán al mercado durante los próximos, diría yo, 5 a 7 años, que cambiarán drásticamente nuestra forma de pensar acerca de las baterías”.

Y un dato curioso, que pone sobre la mesa el debate sobre la energía del futuro. Cuando hasta hace solo un año se pensaba que la transición energética hacia la descarbonización y el uso de fósiles era irreversible, el panorama actual abre una nueva ventana.

Pese a tener la flota de energía renovable más grande del mundo, Ketchum consideraba que el gas natural estaba llamado a desempeñar un papel importante en la generación, pero sólo hasta que se mejorar la tecnología de almacenamiento.

Pero durante su presentación en el marco de la CERAWeek fue lapidario: “Quiero decir que es sólo esconder la cabeza en la arena creer que la transición energética en la que se está embarcando este país, funcionará sin la generación de energía a base de gas natural”.

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