El ingeniero Santiago Barberis, de 42 años, llevaba una década dedicándose al biogás; realizaban proyectos para tambos y criaderos de cerdo y, en 2019, decidió darle una “vuelta” al emprendimiento para insertar esa tecnología en las ciudades. Nació así Loopfarm, un modelo de granjas urbanas. Hoy tienen dos en funcionamiento en la ciudad de Córdoba.
“El biogás tiene muchos subproductos que no se aprovechan -explica Barberis a LA NACION-. Conocí la hidroponía y vi la posibilidad de que esos subproductos se usaran para hacer biomasa, hortalizas puertas adentro. Así empezamos a producir micro brotes, creamos una sinergia entre las dos tecnologías”
Además de la combinación de biogás e hidroponía, Barberis apuntó a transformar los deshechos orgánicos que no participan de la economía circular de una manera significativa; buscó transformarlos en energía y en “alimentos” que necesitan las plantas para crecer. “Logramos un círculo virtuoso”, define.
El emprendimiento surgió de la mano de Barberis y un exsocio que se dedicaba a la hidroponía que, más tarde, abandonó la iniciativa. En 2020 participaron del concurso Córdoba Resiliente, organizado por CorLab de la Municipalidad de Córdoba, Fundación Avina, BID LAB, Fundación Holcim y Fundación Citi en el marco del programa global de ciudades resilientes. Ganaron los US$12.000 del primer premio en la categoría Economía Circular.
Con esos recursos se construyó el primer prototipo que instalaron en Ciudad Empresaria -en Córdoba Capital, camino al aeropuerto Taravella-. Barberis cuenta que Daniel Parodi, dueño del espacio, les cedió una fracción: “Se entusiasmó con la idea, le daba valor al complejo. Hicimos un intercambio de servicios, nosotros tratamos los residuos orgánicos y producimos biogás y micro brotes
La planta instalada tiene una capacidad para tratar 50 kilos de residuos orgánicos por día, con lo que se producen entre cinco y seis metros cúbicos de biogás (equivalentes a 10/15 Kwh diarios, el consumo de un hogar promedio argentino por día). Generan alimentos y biofertilizantes.
Allí -al igual que en la segunda planta que acaban de abrir en el mercado Las Rosas (barrio Cerro Las Rosas)- producen hongos y micro brotes de hortalizas convencionales (remolacha, rúcula y brócoli) que se consumen a los diez días o 15 de su germinación.
Son catalogados como superalimentos porque tienen las mismas propiedades que cuando están en su estadio adulto. Las instalaciones usan sensores y automatización, con lo que se maximiza la productividad por metro cuadrado y la eficiencia energética.
En 2021 sumaron otro “ángel inversor” con unos US$12.000 y el año pasado lograron US$118.000 del Fondo Córdoba Ciudad Inteligente, el primer Fondo Govtech de Latinoamérica. “Estamos avanzando en el concepto, tratando de agregar más valor”, plantea Barberis y afirma que buscan una “biomasa vegetal más eficiente, como microalgas de las que se pueden obtener muchos subproductos”.
Loopfarm comercializa plantas de biogás, no la tecnología asociada a la producción de brotes. “Vamos hacia convertirnos en una biorefinería urbana porque es lo que permite escalar y lograr más rentabilidad; sí, podemos asesorar a los interesados en cómo combinar con la hidroponía”, detalla.
Las plantas de biogás trabajan “alimentadas” por residuos orgánicos alimenticios que se puedan separar en origen y son exclusivamente urbanas. Cuentan con tres modelos para procesar 50, 100 o 150 kilos diarios. La inversión base es de US$25.000.
LN Campo