Las fechas de plantación en las principales regiones productoras de la Argentina tienen como límite máximo fines de febrero para ajos “rosados”, finales de marzo para ajos "morados", "violetas" y "blancos" y fines de abril para ajos "colorados" y "castaños".
Existen básicamente dos sistemas de plantación, los que a su vez pueden realizarse en forma manual o mecánica. Estos son los de línea simple y los de líneas múltiples (por lo general 2 a 4).
Los de líneas simples manuales se inician con el “rayado” del terreno con un marcador o pequeña reja punta de cincel, la disposición de los dientes con el extremo agudo hacia arriba (posición normal), y el tapado posterior con rejas surcadoras.
Los de líneas múltiples manuales se inician con la formación de camas o platabandas con el “rayado” simultáneo y la colocación posterior de los dientes y tapado posterior con herramientas de mano o adaptaciones de la misma formadora de camas.
Ciertos tipos de ajo presentan la particularidad de emitir un tallo o escapo floral que emerge por encima del falso tallo, rematando en una inflorescencia de tipo umbela protegida por una bráctea membranosa en forma de capuchón. Desde el punto de vista fisiológico, este proceso se puede considerar un “gasto” de sustancias fotoasimiladas en un proceso sin ventajas para la planta que, de otra manera podrían ser invertidas en el crecimiento del bulbo con el consiguiente beneficio en el rendimiento del cultivo.
La práctica del "descanutado" (eliminación de la vara floral) se efectúa por "pellizco" o tracción, siempre y cuando se trate de variedades del tipo "colorado criollo" "morado" o "castaño" ("encanutan" entre 20 y 30 días antes de la cosecha), mientras que las variedades del tipo "colorado español" ("encanutan" a menos de 10 días antes de la cosecha), no deben ser "descanutadas".
El momento óptimo de cosecha (o “punto” de cosecha), no está dado por ningún parámetro en particular, pero si por la combinación de varios de ellos. Entre los más utilizados están el número de hojas aún verdes (entre 3 y 4), y el espesor de las hojas envolventes (entre 2 y 3 mm). Cuando el follaje amarillea y las hojas envolventes adelgazan el punto de cosecha está cerca.
Si bien existen máquinas cosechadoras integrales (arrancan, acordonan o atan, “destallan” y cargan a granel), estas no están muy difundidas, salvo en aquellas regiones donde la oportunidad de la labor se ve amenazada por la falta de mano de obra calificada.
Para la cosecha en terrenos sueltos generalmente se pasa una cuchilla horizontal por debajo de los bulbos, las plantas son retiradas manualmente y atadas en grupos de 20 o 30 para ser llevadas a secadero o son acordonadas por algunas horas o días (tapando los bulbos de unas con las hojas de otras). En terrenos compactos es usual la utilización de palas de punta o legones para el descalce de las plantas.
En términos generales son necesarios 8 meses para llegar a la cosecha en las plantaciones de otoño y 4 meses o 4 meses y medio, en las plantaciones de primavera. Si la cosecha se destina para la obtención de semilla, la recolección se realiza con la planta totalmente madura.
El secado es un proceso de gran importancia en la vida postcosecha del ajo. Se realiza sometiendo a los bulbos a altas temperaturas y baja humedad relativa. Su duración varía en función de las condiciones climáticas donde se realice, el estado del material cosechado, el tipo comercial de ajo utilizado y el sistema de secado que se utilice.
Una vez logrado el secado de los bulbos, la conservación de estos está fuertemente influenciada por la temperatura, y esta condiciona la respuesta posterior.
Aquellos ajos destinados al consumo podrán almacenarse por tiempos relativamente cortos a temperaturas ambientes superiores a 20 ºC, logrando demorar la brotación, sin embargo son las temperaturas próximas a los 0 ºC desde 30 días después de la cosecha las que obtienen los mejores resultados en el largo plazo.
Los ajos destinados a semilla podrán conservarse hasta el momento de su preparación entre 15 ºC y 18 ºC a los fines de lograr una adecuada salida del estado de reposo. Estas temperaturas permiten la brotación uniforme y relativamente rápida de las plantas sin efectos negativos sobre los rendimientos comerciales. La “vernalización”, necesaria para el cultivo de ajos de mayores requerimientos de frío en regiones templadas o cálidas, se logra almacenando los mismos a temperaturas inferiores a 10 ºC por períodos que oscilan entre 30 y 45 días.
En el mercado mundial, el principal abastecedor de ajo es China, mientras que Argentina se encuentra en segundo lugar.
La superficie cultivada de ajo en Argentina se estima alrededor de 14.000 has, de las cuales, más del 85 % se encuentran en la región de Cuyo (Mendoza y San Juan). Los ajos blancos predominan con un 70 % de la superficie, seguido por los morados. En Mendoza, en los últimos años, ha adquirido especial importancia el cultivo de un nuevo tipo comercial: el ajo blanco temprano.
Siguen en importancia las provincias Buenos Aires (ajos colorados) y de Córdoba (ajos tipo rosado comercializados exclusivamente en el mercado interno). Otras provincias producen pequeños volúmenes tales como Tucumán, La Rioja, Catamarca, San Luis, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, Río Negro, Formosa y Jujuy.
Según los datos de la FAO, la producción mundial se ubica en aproximadamente 20 millones de toneladas, de las cuales China participa con más del 80 %, seguida en importancia por la India y Corea. El principal abastecedor en el comercio mundial es China con 1,6 millones de toneladas. La Argentina se ubica en el segundo lugar, cuyo principal destino es Brasil, que recibe más del 70% de los volúmenes exportados por nuestro país.
SINAVIMO