Impulsan la producción de ananá bajo cubierta en Misiones

Técnicos del INTA de Santo Pipó validaron el procedimiento que evita problemas con el desarrollo vegetativo de la planta y permite mejorar la calidad y la inducción floral

Impulsan la producción de ananá bajo cubierta en Misiones
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écnicos del INTA de Santo Pipó lograron ajustar y validar el procedimiento para producir ananá de excelente calidad en invernáculos en Misiones. Entre las claves para una buena producción está, la muda de calidad, la inducción floral, los controles sanitarios, riego y fertilización, según publicó Misiones Online.

El ananá es un cultivo tropical de América del Sur que después de la Conquista se expandió fuertemente por Europa y Asia . El término ‘ananá’, precisamente, es de origen guaraní y significa “perfume de los perfumes”, nombre que alude al fuerte y agradable aroma que tiene este fruto. En la actualidad ocupa el segundo lugar en volumen de producción mundial en los cultivos tropicales, sólo superado por el cultivo de bananas. En Argentina su consumo se encuentra difundido, pero por razones climáticas (entre otras cosas, se trata de un cultivo que no tolera las heladas) sólo se registran experiencias de producción en Misiones. En general, el ananá que se vende en nuestro país proviene de países como Brasil, Bolivia y Colombia.

 

Un cultivo con posibilidades de expansión en la cuenca Hortícola

En nuestra provincia es un cultivo que se realiza a cielo abierto en zonas con baja ocurrencia de heladas, destacándose la zona del alto Uruguay como productora. Pese a tener buenas perspectivas comerciales tiene, como todo cultivo, algunas dificultades
técnicas.

La cuenca hortícola de Gobernador Roca y Corpus es una zona que se caracteriza por tener un importante número de productores sobre todo de hortalizas de hojas, mandioca y otras hortalizas de frutos, también una ventaja comparativa de esta cuenca es
la presencia de intermediarios que compran en chacra la producción y la comercializan en distintos mercados, situación esta que favorece la posibilidad de diversificar la oferta de frutas y hortalizas .

Motivados por esta situación y por demandas de productores, los ingenieros Fabio Wyss y Javier Potschka de la Agencia de Extensión Santo Pipó del INTA, con el apoyo del departamento frutales de las Experimental Montecarlo comenzaron la experiencia. El objetivo fue establecer un protocolo para la producción de ananá bajo cubierta en Misiones. “En general -explica Fabio Wyss- en anteriores experiencias los problemas se presentaban en el desarrollo vegetativo de la planta, es decir, la planta crecía pero no llegaba a la floración en un tiempo prudencial lo que resultaba poco atractivo para el productor. Sumado a ello las mudas que se conseguían dependiendo del origen presentaban graves problemas sanitarios generando problemas posteriores durante el cultivo, en gran medida porque no se realizaba una correcta selección del las mismas”.

 

Perfil de una "experiencia a campo"

Esteban Rojas es un productor misionero que vive con su familia hace más de veinte años en el municipio de Gobernador Roca en una chacra de 23 hectáreas. Tiene 50 años y ocho hijos a los que ha podido criar junto a su mujer trabajando toda su vida en la agricultura. En el año 2009, con financiamiento del programa Proalimentos, que puso en marcha el Gobierno Provincial, y asistencia técnica del INTA construyó sus primeros invernaderos. Hasta entonces, él nunca se había dedicado a la producción hortícola a escala intensiva. “Empezamos con tomate y morrones -recuerda- en dos invernaderos de 24 metros de largo cada uno, y la experiencia funcionó. Pude devolver todo el crédito; hace poco firmé los últimos papeles y pude tener la quita del 30% para el que cumplía siempre con todos los pagos” señala orgulloso. “Después fui ampliando y sumando más invernáculos y otros cultivos: lechuga, cebollita, acelga, rúcula, perejil, además del tomate y el pimiento”, agrega. Todo esto significó un importante cambio en la vida de su familia.

Antes el principal ingreso lo obtenía de los cultivos anuales y la producción de carbón, pero el carbón “dejaba poco dinero y perjudicaba la salud”, señala.

Con respecto a la experiencia llevada adelante con ananá su balance es más que positivo: “yo no había hecho nunca ananá, los ingenieros fueron los que me impulsaron, y ahora se que el cultivo no es difícil. La parte más difícil es seleccionar las mudas, saca las enfermas, hay que examinar y conocer las enfermedades. Pero después el manejo no es complicado, y muy hermosa salió la fruta. Quedaron muy contentos los compradores y yo también” explica sonriente. Su satisfacción está justificada en los resultados: todas las plantas dieron frutos sanos que en promedio pesaron cada uno 1,6 kilogramos. Es por ello que su intención ahora es continuar con el cultivo ampliando la producción.

Una de las ventajas que remarca Rojas es que se trata de un cultivo que no demanda mucha mano de obra, lo que permite que sea muy buena alternativa para complementar con otros cultivos, sobre todo para quien se dedica a la horticultura comercial. En función de esto piensa ampliar a dos invernáculos completos (de 168 metros cuadrados cada uno) para este año y continuar creciendo en la medida que pueda seguir obteniendo buenas mudas. Otra de las ventajas señaladas por Rojas es que el ananá, por la buena calidad de los frutos que obtuvo atrajo a los compradores; no hizo falta salir a venderlo, vendió toda su producción en su misma chacra.

 

Las claves

El cultivo de ananá demanda especial atención a ciertos procedimientos. En primer lugar, insisten Wyss y Rojas, es fundamental realizar una correcta selección de mudas para introducir en el invernáculo y poner en marcha un plan sanitario para evitar ataques enfermedades y plagas. “Los controles sanitarios no son ni muy costosos ni complicados, pero es necesario ser ordenado en los tiempos de las aplicaciones. Muchas veces el error es que como se ve a la planta sana no se le aplican los preventivos y cuando la enfermedad se manifiesta ya es tarde. Es clave el trabajo preventivo”, remarca Wyss.

Otra de las claves tiene que ver con inducir la floración. Esta técnica permite una floración uniforme y una cosecha concentrada lo que acorta los tiempos de ocupación del invernáculo. Esto se consigue a partir de la aplicación a las plantas de una solución de Erthel combinada con urea y cal hidratada. Además se estableció la necesidad de introducir plantines (mudas) de un tamaño entre 600 y 800 gramos a los fines de llegar lo más rápido posible a la cosecha ( en este caso 13 meses).

Con respecto al valor técnico de esta experiencia Wyss señala: “Todos los cultivos bajo cubierta ya cuentan con un protocolo de producción. El tomate, el morrón, la lechuga… para todos ellos ya tenemos protocolos de producción bien definidos en la provincia. Para el ananá no lo teníamos”. Y añade: “Seguramente tenemos más cosas que ajustar sobre todo como llegar con plantines del tamaño adecuado en la época propicia, en eso estamos trabajando ahora, pero si podemos decir que contamos con un plan definiendo de plantación, un plan sanitario, un plan de fertilización y un plan de inducción a la floración”. Toda esta información técnica no estaba disponible y a partir de ahora es de libre acceso para cualquier productor que así lo requiera.

 

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